En 1529, un 8 de septiembre, el conquistador Ambrosio Alfínger se trasladó hasta un puerto en la Costa Oriental del Lago del Zulia, hoy Puertos de Altagracia. Allí fundó un pueblo con el nombre de Maracaibo, la llamada “Tierra del sol amada” que hoy arriba a sus 492 años.
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Hablar de la capital zuliana, es manifestar el amor y carisma de su gente, una grey que no descansa y que ha hecho de Maracaibo la ciudad de mayor producción de petróleo en Venezuela. Es exagerar el calor de su sol o de la cotidianidad misma, también es elevar una oración a la Chinita y por supuesto, ser alegres y pintorescos.
Maracaibo, la “Pequeña Venecia”
Desataca por ser cuna de Rafael Urdaneta, a quien el Libertador Simón Bolívar llamó el “Brillante”, o por ser el escenario donde se escenificó la Batalla Naval del Lago, que selló definitivamente la independencia de Venezuela.
Sus infraestructuras, edificaciones y fenómenos también la hacen resaltar entre las demás ciudades del país. El segundo puente más largo de América Latina, una las basílicas de devoción mariana sumamente visitadas del continente y uno de los cinco fenómenos meteorológico más conocidos a nivel mundial la hacen historia.
También es el lugar donde se erigió la primera estatua a Bolívar. En las calles de la ciudad se fundó el primer banco, llamado Banco de Maracaibo, y se instaló el primer telégrafo, teléfono y la primera planta eléctrica de Venezuela.
También es importante el Teatro Baralt, el cual, en el siglo XIX, sorprendió con la revelación de una máquina maravillosa: el cinematógrafo. Frente a él se encuentra el Paseo Ciencias, que muestra su reloj de sol recuperado.
Deseos de su grey
Ante la hermosura y el aniversario de la ciudad, la grey se une a la celebración por medio de peticiones y obras de amor que buscan resaltar a la cuidad.
“Que siga siendo un tierra calidad por su gente. Bella por sus paisajes y pintoresca por sus quehaceres”, fue el deseo que expresó Diana Luna.
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