La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) consideró que Venezuela está herida moralmente por el actual modelo político.
A través de un comunicado publicado este miércoles 17 de noviembre, la CEV emitió su opinión referente a las elecciones regionales y municipales del próximo domingo 21.
Además, aprovechó la ocasión para enviar un mensaje de reflexión a los que «gobierna la tierra», presentado en 12 punto con el título: Más Allá de Elecciones Regionales.
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La CEV destaca que Venezuela como nación está herida en su estructura humana, social e institucional, en gran medida como consecuencia de un modelo político autorreferencial, de vocación totalitaria, y que reiteradamente hemos caracterizado como “moralmente inaceptable” por su irrespeto, internacionalmente reconocido, de los derechos humanos, la destrucción de la estructura productiva y un empobrecimiento inédito de las grandes mayorías por falta de inversión, incentivos, seguridad jurídica y estabilidad financiera.
El comunicado textual
- Los arzobispos y obispos de Venezuela, como ciudadanos y cristianos católicos, queremos compartir con nuestro pueblo algunas consideraciones ante el proceso comicial del 21 de noviembre próximo.
- Una primera, que enmarca y condiciona todo hasta el punto de generar indiferencia, rechazo o desesperanza es que Venezuela como nación está herida en su estructura humana, social e institucional, en gran medida como consecuencia de un modelo político autorreferencial, de vocación totalitaria, y que reiteradamente hemos caracterizado como “moralmente inaceptable” por su irrespeto, internacionalmente reconocido, de los derechos humanos, la destrucción de la estructura productiva y un empobrecimiento inédito de las grandes mayorías por falta de inversión, incentivos, seguridad jurídica y estabilidad financiera.
- Con este panorama tenemos por delante un proceso comicial para designar autoridades
regionales y locales, con el trasfondo de la imposición de un sistema comunal, proclamado
por algunos miembros del gobierno, que debilitará y probablemente eliminará las funciones de las gobernaciones, alcaldías y otras expresiones del poder local, además de las competencias efectivas de sus autoridades, con la finalidad de instaurar un poder hegemónico desde bases sociales no electas, contraviniendo lo estipulado por la Constitución Nacional. - Somos conscientes que el tema electoral ha provocado apatía interna en una gran mayoría del pueblo, prepotencia en una minoría, y ha llevado a una fractura de muchas opciones políticas partidistas. En todo caso, lo fundamental es no quedarse en la diatriba y el conflicto, sino encararlos y trabajar por superarlos, en aras de un bien mayor, que es un presente y un futuro más digno del pueblo venezolano, nuestra nación. No es tanto mirar individualmente qué gano o qué pierdo, sino trascender a lo comunitario para saber qué ganamos o qué perdemos como pueblo en el conjunto de la realidad político-social. El objetivo de un proceso comicial hoy, por tanto, no es solo escoger un grupo de autoridades, sino enviar una señal inequívoca de determinación y compromiso con la refundación de la vida, la libertad, la justicia y la paz de 30 millones de personas.
- Compete a cada ciudadano asumir en esta situación, la decisión de participar o no, siendo consciente de que cualquiera que sea, ésta tendrá gran incidencia en el futuro de la comunidad, la región y el país, pues estamos es un momento de particular gravedad, y, por ende, de suma importancia y trascendental responsabilidad personal, familiar y cívica ante Dios y la Patria.
- Uno de los aspectos básicos de este proceso comicial regional y local está en que, ante el grave deterioro de nuestra geografía humana, los gobernadores, alcaldes y ediles que salgan elegidos, asuman la responsabilidad política democrática de fortalecer la integración y no la exclusión, la amistad social y no el revanchismo, la creación de oportunidades y no el cierre de caminos; que tengan la capacidad ética y la idoneidad en el manejo de los presupuestos del estado o del municipio, de tal forma que los recursos lleguen a los destinatarios y no se queden en las trochas perversas de la corrupción y la malversación; que sean capaces de dialogar con todos los sectores de sus comunidades, principalmente con los más pobres y excluidos, para legitimarse por el ejercicio de ser puentes eficaces en la solución de sus problemas.
- Lamentablemente y, casi por tradición en nuestro país, al día siguiente de las elecciones todo sigue igual o tiende a empeorar, por eso no se puede seguir en este proceso de deterioro con los mismos esquemas de siempre. Se deben superar las descalificaciones mutuas y vergonzosas entre opositores, y exigir una sensatez en la verdad por parte del oficialismo. El bien común, norte de la política, implica un respeto y un diálogo permanente con las comunidades e instituciones sociales, inclusive si piensan distinto o son de un partido diferente al gobernante.
- Hay la posibilidad y la necesidad de que a través de este proceso comicial emerjan nuevos liderazgos sociales que tendrán que proponer nuevas alternativas al proyecto centralizador del gobierno nacional, pero también buscar caminos de encuentro para el justo desarrollo político, económico y social de las particularidades regionales y locales. La hegemonía exclusiva del poder nacional les ha quitado autonomía real, convirtiendo a sus autoridades en simples satélites, puesto que todo se decide desde el centro. Necesitamos liderazgos más cercanos a la gente y a la realidad de cada comunidad, volver a la regionalización, para sentir la fuerza local de un pueblo poseedor de identidad particular, cultura y gentilicio, economía propia a partir de sus riquezas naturales.
- Urge, pues, que nos convoquemos todos, sin exclusión, para elaborar un nosotros social
inclusivo que favorezca el desarrollo integral de la nación. Se requiere una nueva y buena política donde lo más importante sea el interés por las personas, especialmente los más vulnerables, y se logre articular lo nacional con lo regional y local. La simple abstención, sin toma de conciencia y voluntad transformadora no conduce a generar los cambios necesarios y mucho menos lo logrará un voto ciego que no tome en cuenta el análisis de cada realidad vivida enmarcada en la dramática situación estructural e institucional de la nación. Si queremos que algo cambie, se requiere salir de la postración cotidiana a través de propuestas concretas y comunitarias que despierten la conciencia ciudadana y movilicen las voluntades para recuperar lo político como lugar de participación, ejercicio de los derechos democráticos y protagonismo cívico. - Por todo lo anterior, se impone primordialmente redoblar la esperanza humana y cristiana; en la dignidad y potencialidad de todos y cada uno de los venezolanos, y en la bondad y misericordia de Dios nuestro Padre. Si cada uno pone lo mejor de sí, construiremos, desde el calor de los hogares, desde la solidaridad de nuestras comunidades y las tradiciones de nuestras regiones, las bases para la deseada reconstrucción nacional a fin de que Venezuela sea la “casa común” de todos: de los que piensan distinto, de los que estamos aquí y de los que están fuera añorando volver.
- Que María de Coromoto, Madre de todos los venezolanos, nos acompañe en la gestación de las trasformaciones necesarias en el país.
Caracas, a los 17 días del mes de noviembre de 2021
Con nuestra bendición,
Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana
Con información El Carabobeño
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