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ABC: Maduro abre sus paraísos caribeños a las fortunas

«Un plato de comida cuesta… ¡60 dólares!» en una de las posadas turísticas de Los Roques, un archipiélago exclusivo de aguas turquesas situado al norte de Caracas, señaló consternado un famoso cantante venezolano a ABC al regresó a su país natal a dar unos conciertos tras varios años de ausencia.

El cantante, que tuvo su auge en los años 80, pidió el anonimato pues la prensa digital del corazón, actualmente censurada y autocensurada, le sigue los pasos desde que volvió para los nostálgicos dentro de un programa que ha facilitado Nicolás Maduro para lavar su imagen de dictador con el regreso de cantantes en el marco de la apertura madurista-chavista en boga.

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«Estuve unos días en Los Roques, todo muy caro (entre 700 y 800 dólares por persona la estancia de una semana), pero bueno, está la compensación de disfrutar de la arena de conchas marinas, las aguas cristalinas y turquesas, donde se puede bucear y hacer ‘snorkel’ –añade el relajado cantante otoñal– por un precio prohibitivo» para el resto de los venezolanos.

Inversionistas bienvenidos

Los Roques se encuentran dentro del territorio insular, en el que Maduro incluye la isla La Tortuga. Las cuatro zonas especiales (ZEE) decretadas restantes son: la península de Paraguaná en el estado Falcón; Puerto Cabello y Morón en el estado Carabobo; La Guaira en Caracas y la isla de Margarita. Los excluidos, como el estado Táchira en la frontera con Colombia, se han quejado por no figurar en la lista.

Estas cinco zonas cubren todo el litoral caribeño y atlántico venezolano, de una longitud de 3.726 kilómetros, que incluye más de 300 islas, atolones e islotes, arrecifes con lagunas blancas y turquesas en todo el mar Caribe. Especialmente la isla de La Tortuga, que es un reservorio protegido para el desove de las tortugas marinas.

Maduro invitó «a todos los inversionistas que conocen el proyecto La Tortuga» a participar en el mismo, afirmando que está «seguro de que va a ser el proyecto turístico más importante del mundo en los próximos diez años».

Manuel Sutherland, economista venezolano, publicó un informe de las ZEE en el digital ‘Politika UCAB’ donde explica que más de la mitad de las zonas especiales han fracasado en el mundo. «Las ZEE no son una propuesta innovadora. Actualmente hay casi 5.400 en 147 países, en comparación con las 4.000 que había hace cinco años, mientras que otras 500 están en proyecto. Según los diputados oficialistas, las ZEE pueden contribuir al crecimiento y desarrollo de un país que, según ellos, no tiene alternativas al ‘bloqueo’», señala Zutherland.

Modelo chino

En su opinión, el Gobierno de Maduro busca emular al modelo chino, estableciendo áreas de lo que coloquialmente llamaríamos «libre explotación de recursos humanos y naturales». El mayor ejemplo de éxito de una ZEE es, según sus proponentes, la ciudad de Shenzhen en China, originalmente una villa pesquera de 30.000 habitantes que fue reconvertida en 1980. En realidad, Shenzhen funcionó como una región donde experimentar con políticas comerciales más flexibles, alejadas del planeamiento central del Gobierno chino.

Las ZEE han fracasado en muchos países, quizás en la mitad de ellos. Por lo general se enfrentan a graves problemas de escasez de recursos, infraestructura y fuerza de trabajo capacitada. La gravísima crisis eléctrica, la escasez de agua potable, la caída en la distribución de gas y en la producción de combustibles se erige como un serio obstáculo para la instalación de las ZEE, añade el economista.

El bajo nivel de los salarios (28 dólares) de Venezuela ha impulsado un fuerte éxodo de fuerza de trabajo cualificada y ha impactado en los procesos industriales o, incluso, de manufactura simple que se enfrentan con una severa escasez en el sector. La migración ha continuado, pese a la oferta de recuperación del régimen, a través de Cúcuta y la selva de Darién, entre Colombia y Panamá.

Crear ZEE en diversos sitios del país puede empeorar gravemente los servicios de electricidad que son constantemente interrumpidos, y que hace un par de años colapsaron por completo, añade Sutherland. «Familias que sufren de severos racionamientos eléctricos pueden ver acrecentadas las horas en las cuales no reciben el servicio. Lo mismo podría decirse del agua, el gas y la gasolina».

Beneficios dudosos

Los beneficios de estos proyectos parecen más que dudosos. Dada la amplia competencia mundial de ZEE y la profunda inseguridad política y jurídica en Venezuela para la inversión, estas zonas privilegiadas obligarían a ofrecer condiciones exageradamente ventajosas a la inversión tanto nacional como internacional.

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Entre las prerrogativas ofrecidas por la ley figuran amplias exenciones por concepto de aranceles a la importación (ventaja que gozan en la actualidad los bodegones, tiendas que venden productos importados a altos precios), impuestos bajos en la exportación e importantes descuentos en los impuestos sobre la renta. Los milagrosos beneficios fiscales no parecen estar ni cerca de las perentorias necesidades de un erario público arruinado, concluye Sutherland.

El politólogo Roderick Navarro señala que Maduro vende la ilusión de que las ZEE son viables económicamente, basadas en la experiencia china, pero sin libertad económica van directas al fracaso. «Venezuela se arregló» es una frase hueca y artificial, pura propaganda chavista, señala

Con información de ABC

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