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Cumbre Climática avanza con la rápida aprobación de un fondo para pérdidas y daños

La 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en Expo City Dubai, comenzó con los delegados esforzándose por aprobar urgente un fondo para daños climáticos, antes de abordar cuestiones fundamentales como la reducción gradual de los combustibles fósiles.

La temperatura sofocante en la capital de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) no desalienta a los casi 100.000 inscriptos para la Cumbre de cambio climático (COP28) que acaba de comenzar. El tamaño de la asistencia cuadruplica a la concurrida COP26, de dos años atrás, en Glasgow (Reino Unido). La convocatoria se produce en un enorme y lujoso recinto, y buscará llegar a acuerdos para tomar acciones que limiten la temperatura media global en 1,5ºC para fines de este siglo.

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Y la primera jornada llegó con una sorpresa: el flamante presidente de la COP28, el sultán Al Jaber, presentó una propuesta para materializar el Fondo de Pérdidas y Daños que los países en vías de desarrollo consiguieron el año pasado en Egipto.

Los pequeños Estados insulares llevan 30 años haciendo campaña a favor de un fondo para afrontar los impactos que el cambio climático ya produce en sus territorios. Es probable que los EAU lo consideren una gran victoria para la presidencia, ya que la conferencia comienza en medio de la controversia sobre la legitimidad de Al Jaber para dirigir las conversaciones dado su carácter de CEO de la principal empresa petrolera de este país.

Tras cinco reuniones celebradas este año, el Comité de Transición para pérdidas y daños acordó una serie de recomendaciones para el fondo. Y ello a pesar de los desacuerdos entre los países en desarrollo y los países desarrollados sobre diversas cuestiones, como que el Banco Mundial sea la entidad encargada de administrar el fondo.

Para 2030, se necesita triplicar la capacidad de generación eléctrica a partir de fuentes renovables, un objetivo común destacado en la COP28

La resolución de este tema era estratégico para poder avanzar con negociaciones que no serán nada sencillas si se tiene en cuenta que las mediciones científicas recientes dan cuenta de que hemos alcanzado 1,4ºC de suba promedio de la temperatura respecto de los registros pre-industriales.Entre los temas más difíciles se encuentra la inmediata eliminación del uso de los combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo en un país en el que la riqueza se basa en estas industrias extractivas. Este año, además, se cumplen 7 años de la firma del Acuerdo de París y es por eso que se presentará oficialmente el primer Balance Mundial o Global Stocktake (GST, por sus siglas en inglés). Se trata, nada más ni nada menos, de la contabilidad que muestra si los países están en camino de frenar la suba de la temperatura planetaria.

Los resultados de ese análisis son pesimistas. Aunque no se dan cifras ni se hacen evaluaciones respecto de las performances de los países, sostiene que es necesaria una transformación de los actuales sistemas energéticos, financieros y alimentarios para garantizar un planeta habitable.

Respecto de la energía señala un objetivo en el que parece haber acuerdo: es necesario triplicar la capacidad instalada de generación eléctrica a partir de fuentes renovables como la solar y la eólica para 2030.

El primer Balance Mundial revela la necesidad de una transformación urgente en los sistemas energéticos, financieros y alimentarios para un planeta habitable

Es obvio que para poder alcanzar estos objetivos las discusiones durante estas dos semanas estarán centradas en el financiamiento. En 2009, los países desarrollados se comprometieron a aportar 100.000 millones de dólares hasta 2020 para que los países en vías de desarrollo puedan financiar sus medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.Con el Acuerdo de París, este objetivo se extendió a 100.000 millones de dólares anuales hacia 2025. La promesa está largamente incumplida, pero sigue vigente: a 2021, sólo se habían recaudado 89.600 millones de dólares, un 7,6% más que en 2020,según el seguimiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En esta COP28, se espera una actualización de números e incluso los más optimistas suponen que podrían alcanzarse esos 100.000 millones así como también conseguir avances respecto de qué pasará a partir de 2050.

Pérdidas y daños

Estas metas financieras no incluyen el aprobado fondo para Pérdidas y Daños que se consiguió tan tempranamente. Según un estudio publicado esta semana por James Rising, de la Universidad de Delaware, las pérdidas y daños causados por el cambio climático costaron alrededor de 1,5 billones de dólares (1.500 millones de euros) en todo el mundo en 2022, con un impacto anual en el PBI de 850.000 millones concentrado en los países de renta baja y media-baja. Los países del Sur Global han perdido una media del 8,3% del PBI por esas causas.

Los compromisos anunciados hasta el momento están bastante lejos de esas cifras: los EAU asistirán con 100 millones de dólares al igual que Alemania; el Reino Unido, 40 millones de libras para el Fondo y 20 millones para otros acuerdos de financiación de pérdidas y daños; los Estados Unidos, 17 millones de dólares; Japón, 10 millones de dólares y la Unión Europea 250 millones de euros.

Mohamed Adow, fundador y director de Powershift África celebró la iniciativa: “Es estupendo que se haya creado el Fondo de Pérdidas y Daños. Al comienzo de la COP27, celebrada en Egipto el año pasado, mucha gente decía que ni siquiera se llegaría a un acuerdo, y mucho menos que se crearía en un plazo de 12 meses. Esto demuestra que este proceso de la ONU puede actuar con rapidez cuando los países trabajan juntos”.

Respecto de la administración interina a cargo del Banco Mundial indicó: “Estados Unidos y otros países ricos querían que el Banco Mundial albergara el fondo. Así se ha acordado, pero de forma provisional y sólo mientras funcione de forma transparente y de fácil acceso, algo por lo que el Banco Mundial no es conocido. Si se demuestra que no es apto para la tarea, tendremos que crear una entidad independiente. Lo más urgente ahora es conseguir que el dinero fluya hacia el fondo y hacia las personas que lo necesitan”.

Con una asistencia que cuadruplica la de la COP26 en Glasgow, la Cumbre de Cambio Climático en Dubai reúne a cerca de 100,000 participantes, marcando un hito en la historia de las conferencias sobre el clima

Grace Ineza, coordinadora mundial de la Coalición Juvenil Pérdidas y Daños celebró con cautela: “Las promesas de pérdidas y daños son bienvenidas, pero este no es el objetivo final. Queremos un mecanismo financiero capaz de garantizar que los países en desarrollo tengan acceso a una financiación adecuada, basada en subvenciones, y adicional para hacer frente a las pérdidas y daños sobre el terreno. Las promesas deben ir acompañadas de claridad sobre cómo se mantendrá la financiación durante generaciones, especialmente ahora que se enmarca que será voluntario proporcionar financiación para pérdidas y daños”.

Las reacciones en América latina también fueron agridulces: “El acuerdo alcanzado para la operacionalización del Fondo y los arreglos financieros es un gesto político importante especialmente de la presidencia de la COP28 que necesita dar inicio a las negociaciones de un modo más esperanzador tras todos lo trascendidos de los últimos meses. Sin embargo, debe llamarse la atención respecto a la falta de claridad sobre la sustentabilidad del fondo a largo plazo, incluyendo el reabastecimiento; tanto como al hecho de que los anuncios en el Plenario especialmente en algunos casos resultan decepcionantes a la luz de las pérdidas y daños que actualmente ya superan los 150 mil millones anuales y que a 2030 estarían cercanos a 290-580 mil millones anuales.”, detalló Pilar Bueno Rubial, directora de Argentina 1.5.

“América Latina tradicionalmente relegada de los circuitos de financiamiento climático, deberá realizar un esfuerzo político conjunto para poder acceder al dinero. Si bien nuestros países figuran en las primeras posiciones de diversos índices sobre pérdidas y daños, y el instrumento de gobierno no presenta criterios excluyentes de elegibilidad, luego, a la hora del acceso se ven obstáculos como calificar a los países de la región como de renta media, como ya ha sucedido en el Fondo Verde del Clima”.

Con información de infobae.com

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