Soy enemiga acérrima de la violencia. No la entiendo en ninguna de sus formas. Ni hablar de las guerras… no existe argumento alguno que las justifique. Pero si una persona, un grupo de ellas, o un país, es atacado, existe un principio inveterado, consagrado en el derecho internacional que le permite defenderse. ¿Que hay víctimas inocentes? ¡Por desgracia siempre las hay! Pero los israelíes no tenían otra forma de responder a los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023, que de la forma en que lo hicieron. Y no es que lo hicieron voluntariamente, es que la planificación y la simbología de los crímenes cometidos fue tan fríamente calculada, justamente para que esa fuera su única respuesta.
Ayer vi un video -mejor dicho, un video donde cerré los ojos en muchas partes- donde se mostraban escenas captadas por cámaras fijas, celulares de los terroristas de Hamas y de los soldados israelíes aquel fatídico día. El documental comienza con una narración de uno de los rescatistas israelíes:
“El cadáver de la mujer yacía boca abajo con un tiro en la nuca. Pedí que me ayudaran a voltearla, porque esa es la manera adecuada de introducir los cuerpos en las bolsas. Cuando la volteamos, todos nos quedamos de una pieza: su vientre había sido acuchillado, como también lo había sido el bebé que llevaba dentro, que aún muerto y afuera, seguía pegado al cuerpo de su madre… lo peor es que no sabemos qué ocurrió primero, si el tiro o el acuchillamiento”. Y ese sólo fue el principio… Vi muertos por todas partes, heridos por todas partes, torturas y maltratos por todas partes, sangre por todas partes. También vi a los terroristas de Hamas celebrando la masacre, a sus líderes jurando que el 7 de octubre se repetiría una y otra vez hasta hacer desaparecer a Israel del mapa… ¿Y todavía hay quienes se quejan de que los israelíes hubieran respondido al ataque?…
Como dije antes, la defensa propia es un derecho fundamental de cualquier nación soberana. Cuando un país es atacado por otro, está justificado moral y legalmente en defenderse. Este principio se basa en el derecho internacional, que reconoce el derecho inherente de un país a proteger su soberanía y la seguridad de sus ciudadanos. La autodefensa es un principio fundamental consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, que reconoce ese derecho, tan indeseable como parezca, pero esa es la consecuencia de un acto de guerra. Además, la disposición de una nación a ejercer la defensa propia es crucial para disuadir futuras agresiones y preservar la estabilidad internacional. Sin embargo, para buena parte de la comunidad internacional, la condena o el respaldo de un país de tomar la decisión de defenderse, depende de qué país sea… Y por lo visto en los últimos meses, si ese país es Israel, pareciera que defenderse no es algo esencial para su seguridad y el mantenimiento de la paz en su territorio.
Mi corazón está con las víctimas tanto israelíes como palestinas… No todos los palestinos son miembros o apoyan a Hamas… muchos de ellos también han sido víctimas. Pero de allí a tachar de asesinos a quienes se defienden y no a los agresores, hay un abismo. Se está repitiendo, con honrosas excepciones, el silencio ensordecedor que tantos mantuvieron durante el Holocausto. Muchos países, supuestamente democráticos, y líderes mundiales guardaron un preocupante y vil silencio. La magnitud del genocidio perpetrado por el régimen nazi fue evidente. Sin embargo, la respuesta internacional fue en gran medida inadecuada, por decir lo menos.
El legado de Adolf Hitler perdura en la forma de un odio arraigado hacia la comunidad judía. El antijudaísmo, alimentado por la propaganda y la intolerancia, es el nefasto legado que Hitler dejó en el mundo. Su ideología y el impacto de sus acciones continúan resonando en la sociedad contemporánea. Por eso no es de extrañar que hoy haya tantos que señalan, denuncian y condenan a Israel por su contundente respuesta ante los ataques sufridos y a la vez no dicen nada del terrorismo de Hamas. Repito: identificar a los palestinos con Hamas es justamente lo que persiguen sus líderes, la mayoría de los cuales, por cierto, no viven en Gaza…
Es responsabilidad de la sociedad en su conjunto desafiar el odio, fomentar la comprensión y promover la inclusión. Solo a través de la educación, el diálogo abierto y el rechazo activo de cualquier tipo de discriminación, se puede esperar mitigar el impacto duradero de Hitler y otros sicópatas y sociópatas en el mundo moderno.
Es esencial que las naciones democráticas y los líderes mundiales garanticen que nunca más se repitan tragedias similares. Las naciones están en el deber de defender los derechos humanos, oponerse a la intolerancia y proteger a aquellos que enfrentan la persecución en todo el mundo. Solo así podremos aspirar a construir un futuro más justo y compasivo para todos. Por mi parte les digo a los israelíes y judíos del mundo entero: ¡ustedes no están solos!
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