Afirmaban nuestros sabios antepasados «río revuelto ganancia de pescadores», para significar con ello que alguien enturbiaba el agua, para valerse de la confusión y cumplir un cometido insano.
El régimen trabaja, no a dos manos, sino a dos tenazas, para ensuciar el agua y pretender una pesca, con propósitos muy claros.
Por Luis Enrique Vizcaya
Por un lado la tenaza oficial, «pa’ tras como el cangrejo», despliega una cuantiosa campaña para hacer creer que son lo mismo la aguerrida y victoriosa ciudadana del 28 de Julio y quienes negocian la convivencia con el régimen destructivo y represor. La campaña difunde fotografías descontextualizadas, calumnias, montajes, fakes news, medias verdades y contrabandos publicitarios que inoculan el veneno oficial, en videos aparentemente contrarios al gobierno como el del chiste de los dos presidentes para poner en el mismo rango al usurpador con el presidente legitimado por los ciudadanos.
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Por otro lado la tenaza alacrana, ya no encubierta, se suma a la convocatoria electoral del CNE gubernamental, destinada a naturalizar el robo de la voluntad soberana de casi 8 millones de ciudadanos, liderados por María Corina Machado y el Presidente electo Edmundo González Urrutia.
La pesca ha resultado nefasta, la ciudadanía permanece atenta frente a la avasallante campaña. Cada vez que aparece un «nuevo aliado» llamando a votar en las elecciones fraguada por el régimen, más evidente se hace la conspiración contra la voluntad soberana de la nación.
Cada día es más nítida la distinción de la nueva cultura política para el cambio libertario y democrático, protagonizada por los ciudadanos y la vieja cultura electoralista, de conseguir carguitos de gobernador, alcalde, diputado, concejal, para la voracidad burocrática de partidos y dirigentes de la convivencia con el régimen.
Ellos ensucian el agua y los ciudadanos, aún bajo el terror del usurpador, aclaran su determinación y esperanza de buscar la luz de la libertad y el progreso. No se confundan, la ciudadanía observa y define quién es quien, aprende a distinguir quiénes ensucian el agua y quiénes aclaran el limpio cauce del futuro.
Por Luis Enrique Vizcaya
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