Sucesos

Investigación en curso por el asesinato de joven venezolana hallada en maleta en Perú

Las autoridades peruanas se encuentran inmersas en una intensa investigación para esclarecer el brutal asesinato de Erika Ortiz, una joven de nacionalidad venezolana cuyo cuerpo sin vida fue descubierto la semana pasada al interior de una maleta en la jurisdicción de Puente Piedra, en Lima. El escalofriante hallazgo ha conmocionado a la comunidad local y ha encendido las alarmas sobre la seguridad de los migrantes en el país.

Las pesquisas policiales han logrado reconstruir los últimos momentos de la víctima gracias al análisis de imágenes captadas por cámaras de seguridad. En los videos, se observa a Erika Ortiz, vestida con prendas oscuras, una minifalda y una chaqueta, ingresando a una tienda ubicada en la transitada avenida Miguel Grau. Allí, la joven realizó algunas compras y efectuó una llamada telefónica, instantes previos a su trágico destino.

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Según las investigaciones preliminares, pocos minutos después de abandonar el establecimiento, el mototaxi en el que se desplazaba Erika fue interceptado por un grupo de cuatro individuos armados. Los atacantes abrieron fuego contra el vehículo, en un acto de violencia que sugiere una planificación previa. Milagrosamente, el conductor del mototaxi logró escapar del ataque, aunque hasta el momento permanece en paradero desconocido, lo que dificulta aún más las labores de investigación.

La principal hipótesis que manejan los investigadores de la División de Homicidios de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) apunta a una despiadada roja de trata de personas. Se sospecha que esta organización criminal podría estar operando en la zona, captando mujeres extranjeras en situación de vulnerabilidad con el macabro objetivo de explotarlas sexualmente. La nacionalidad venezolana de la víctima ha reforzado esta línea de investigación, considerando la difícil situación que enfrentan muchos migrantes en el país.

La identidad de Erika Ortiz pudo ser confirmada gracias a señas particulares como sus tatuajes y su distintivo cabello de color rojo. Mientras la policía continúa recabando pruebas y testimonios, la consternación y la preocupación crecen entre las organizaciones de derechos humanos y la sociedad civil. Existe una creciente inquietud por la escalada de violencia que afecta a los migrantes en Perú, quienes a menudo se encuentran en una posición de mayor vulnerabilidad frente a la delincuencia organizada.

Las autoridades han asegurado que no escatimarán esfuerzos para dar con los responsables de este horrendo crimen y llevarlos ante la justicia. Sin embargo, este caso pone de manifiesto la urgente necesidad de reforzar las medidas de seguridad y protección para la población migrante en el país, así como de intensificar la lucha contra las redes de trata de personas que amenazan la integridad y la vida de millas de los individuos. La investigación sigue en curso, y la sociedad peruana espera respuestas prontas y contundentes ante este acto de barbarie.

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