Últimamente se ha puesto muy de moda el Conde Drácula. El Conde Drácula es un personaje creado por el irlandés Bram Stoker a finales del siglo XIX, inspirado en Vlad Tepes, también apodado “Dracul” y “El Empalador”, un príncipe rumano famoso por su brutalidad: se dice que mandó a empalar a dos embajadores árabes, porque se negaron a quitarse sus turbantes en su presencia.
El Drácula de Stoker trasciende a Vlad Tepes: es un ser sofisticado, misterioso y aterrador, cuyo poder amenaza el orden victoriano.
Por Peter Albers
El Conde Drácula es el vampiro arquetípico, un ser que ha vivido siglos y que posee habilidades sobrenaturales como el control de animales, la metamorfosis y la hipnosis. Su sed de sangre simboliza la lujuria, el miedo al otro y la atracción por lo prohibido. A la vez, Drácula es un personaje trágico: está condenado a una existencia solitaria, apartada de los seres humanos y de la luz del sol.
El verdadero Drácula era extremadamente cruel, pero Stoker combinó elementos históricos y folclóricos. Del folclore europeo, tomó la aversión a la luz del sol, la necesidad de dormir en tierra natal y los poderes místicos. Sin embargo, Stoker convirtió al vampiro en un ser sofisticado, con modales de aristócrata, capaz de seducir y manipular a sus víctimas, lo que lo diferencia de los monstruos tradicionales.
En 1922 se filma en Alemania la primera película (cine mudo) basada en la novela de Stoker, pero el nombre del personaje en el film alemán no es Drácula sino Nosferatu, una marramuncia de los productores para no tener que pagar derechos de autor a los herederos de Stoker. Como se puede ver, hasta en el séptimo arte está el tal Drácula vinculado con la trampa y la deshonestidad, el despropósito y el estupro…
Lea también Petróleo y algo más…
En 1931 se produce en Estados Unidos otra, donde el protagonista, representado por el actor Bela Lugosi, sí lleva el nombre de Drácula. Es un tipo eternamente vestido de frac, como Dudamel cuando sube al podio (Gustavo el director de orquestas sinfónicas, no Rafael el futbolista). No muy digno de ser exaltado o tomado como emblema de alguna institución, si sumamos además su crueldad, su afición a chupar sangre y a convertir a sus víctimas en zombis.
Drácula siempre ha estado presente en el cine y la televisión. A mediados del siglo pasado, en este último medio fue muy popular la serie “Los Monster”, una comedia donde el abanico de personajes terroríficos de la literatura se junta para formar una familia muy particular. Presentaba una versión humorística de estos personajes, lo que la hacía única y entretenida, y estaba compuesta por Herman Monster, un hombre torpe igualito al Frankenstein en un film de 1931 inspirado en la novela de Mary Shelley, Lily Monster, siempre vestida a la moda de la Edad Media, El Abuelo, un vampiro excéntrico y siempre vestido de frac, como el Drácula del film de 1931, y otros personajes.
Como podemos ver, los personajes terroríficos y malévolos persisten en el cine y mucha gente supersticiosa se eriza todavía de sólo oírlos nombrar. Y a pesar de lo tenebroso de esos personajes, muchos chistes también hay a costa de ellos, como “El Carro de Drácula” por el humorista Emilio Lovera.
Dentro de la modernidad de este siglo, los avances en la tecnología y de las ciencias y en la comprensión del universo, las figuras de Drácula y Frankenstein siguen teniendo vigencia. En pleno siglo XXI, se rinde culto a personajes de ficción, crueles y despiadados, que no son ningún ejemplo de piedad ni respeto por la vida de sus semejantes.
Por Peter Albers
Visítanos en Twitter e Instagram