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Zulianos necesitan 150$ para comprar uniformes y útiles escolares

El típico bullicio ante el regreso a clases desapreció del casco central de Maracaibo Los Zulianos, aunque se manejan diferentes versiones que pueden causar este efecto, los comerciantes formales e informales reportan una “gran baja” en sus ventas pero mantienen la esperanza de que el poder adquisitivo del ciudadano común mejore para la temporada navideña que se aproxima.

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El equipo reporteril de Versión Final realizó un recorrido por el centro de la ciudad y constató la poca afluencia de usuarios interesados por los útiles escolares y uniformes de cara al regreso a clases que iniciarían la primera semana de octubre, según la vicepresidenta Sectorial para Ciencia, Tecnología, Educación y Salud, Gabriela Jiménez Ramírez.

Los precios varían desde las mesitas adyacentes a la avenida Libertador hasta las librerías y tiendas de los centros comerciales; un cuaderno oscila entre los cinco y 12 bolívares, mientras que los pares de zapatos van desde los $ 15 hasta los $ 30 y las camisas, pantalones y jumper desde los siete dólares, que al sumarlo junto a los útiles escolares elevaría el costo hasta más de 150 dólares por alumno sin incluir libros ni gastos administrativos u otros accesorios como gomas deportivas, calculadoras, juego de reglas, tazas o filtros.

En cuanto a los precios del material escolar, un lápiz cuesta tan solo 1.50 bolívares, un sacapuntas con depósito en Bs. 5, una caja de creyones entre $1.50 y $ 3.00, según la marca: “Eso es lo que la gente está buscando pero con 25 o 30 dólares se hace una buena comprita con cuadernos, creyones, lápices, borradores, cartuchera para un niño de preescolar”, comentó José León, un comerciante informal del callejón de los pobres.

Aunque no pareciera mucho, el golpe al bolsillo continua con los costos de uniformes: Una camisa escolar se consigue entre los $ 5 y $ 9, mientras que el pantalón en $ 8, jumper en $ 7, franelas en siete dólares pero los monos deportivos en $ 10 los de algodón, correas desde $ 2 y un par de medias escolares en “dos verdes”, como le suelen decir los comerciantes informales.

“Las ventas están por el piso pero no podemos bajar los precios, todo está caro. Una persona necesita como 40 dólares para comprar un uniforme para un niño y uno no gana para eso, ¿qué se va a comer?, los pasajes, el liceo. Yo vendo una camisa sencilla o ‘frijolilla’ en cinco y la gente me pregunta dólares o bolívares y yo los envío a comprar ‘guineos’ (cambur) porque ya hasta la verdura está dolarizada, la gente tiene que mentalizarse que estamos dolarizados”, relató Miguel Ángel Colón, un vendedor informal de 54 años y representante de dos alumnos de primaria.

Por su parte, Ana García, una vendedora de morrales escolares, sostuvo que “la gente dejó de buscar calidad o ‘cosas buenas’ para llevarse lo más barato porque buscan solucionar. Un bolso económico sale en ocho dólares mientras los buenos y de marca se consiguen desde los $ 15 o $ 20 y una lonchera desde los cinco ‘dolitas’ pero hay combitos de bolso y lonchera en $ 13 sin tazas ni filtros”.

Algunos comerciantes consideran que las ventas bajaron por la inflación, otros creen que se deben “porque muchos todavía no saben cuando empiezan las clases y que la gente solo está pensando en buscar comida y no gastar en útiles o ropa de liceo”, según García.

Pero la situación cambia cuando se trata del usuario: “Con el alza del dólar todo aumentó. Antes se conseguían dos cuadernos por $ 1 y hasta tres ahora no. Yo vine antes de que se disparara y una camisa costaba cuatro dólares ahora cuesta el doble, lo único que no sube es el sueldo y mientras estemos así es muy difícil poder sacar dinero para comprar lo básico”, sostuvo Marcos Perozo, quien se encontraba en una mesa viendo los costos de útiles escolares.

¿Y los libros? Un usuario entró a una reconocida librería del casco central y salió “riendo para no llorar. Pedí un presupuesto para mis dos hijas una de 11 años y la otra de preescolar; por todos los útiles que me pidieron se van más de 2.500 bolívares o 315 dólares, un solo libro sale en $ 18 y otro en $ 25”, lamentó el maracaibero que “de verdad no sé qué hacer porque es mucho dinero y no creo que lo pueda pagar”.

Y aunque en las ‘mesitas’ un “Mi angelito” o “Mi jardín” se consigue en cinco dólares, en una librería establecida se consigue hasta en $ 15: “Yo solía comprar cuadernos y libros con papel contac y las etiquetas de ‘muñequitos’ para identificarlos pero el rollo me sale en $ 9 y las etiquetas en un dólar, ya serían 10 que me sirven para otra cosa. Prefiero dejarlos así y esperar que no se dañen”, expresó María Muñoz, una zuliana que se encontraba preguntando precios para tratar de equipar a su niño de preescolar.

Aunque algunos padres surfean la inflación para poder adquirir algunos útiles escolares, otros representantes se enfrentan otra cruda realidad al elegir entre una institución pública o privada: “En ambas te piden una inscripción porque ya lo gratis se acabó desde hace rato. En el público ya me piden cinco dólares por inscripción y una colaboración de cinco dólares, algunos productos de limpieza u otra colaboración mensual para poder mantener el colegio”, expresó Katherine Acosta, residente del sector Los Mangos.

Por otro lado, “también te piden copias de cédulas, partidas de nacimiento, cardiovasculares y otras planillas que son un gasto pequeño pero gasto al fin y, a veces, no tengo ni para comer en el día como para estar pagando tantos papeles”, dijo Acosta.

Ante las quejas por colaboraciones y gastos administrativos, Josefa Reyes, vecina del barrio Negro Primero, municipio San Francisco, se acercó a una institución “mixta” y comparó precios: “Me piden 30 dólares por inscripción, $ 20 por colaboración y quedo pagando $ 15 de mensualidad. Yo lo veo bien, puedo hacer un esfuerzo y pagarlo pero así mi hijo tendrá una mejor educación porque el colegio está bien cuidado y no hay tanto rollo como en los públicos”.

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“Yo solo compré cuatro cuadernos, un pantalón, una camisa y un par de zapatos y uno de medias porque no tuve para más, con eso enviaré a mi hijo a sus clases y espero que más adelante pueda comprarle otras cosas que necesite pero de momento no puedo más”, añadió Reyes.

Aunque faltan poco menos de tres semanas para el regreso a clases, los zulianos tratan de solventar el alza de útiles y uniformes para enviar a sus hijos a las aulas mientras que los comerciantes esperan que las “compras de última hora” sea la luz al final del túnel para poder incrementar sus ventas.

Con información de  Versión Final

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