«Miembro del buró político del PCV, señaló que el régimen busca crear desesperanza, temor, miedo en la población para que no acudan a votar. Estamos hablando de provocaciones, de detenciones arbitrarias, los cierres de pequeños negocios, el hostigamiento contra activistas políticos, pero también de las matrices de opinión dirigidas a sembrar dudas sobre el desenlace del proceso electoral, acompañadas de descalificativos contra todos aquellos que adversan la política antiobrera y antipopular del gobierno de Nicolás Maduro». Neirlay Andrade
Evidentemente que los actos llevados a cabos por el gobierno y el candidato a la presidencia de Venezuela por tercera vez, Nicolás Maduro, pretensión, por cierto, descartada por analistas y encuestadores, nos obliga a preguntarnos cuáles fueron tales acciones para que hayan sido calificadas de bárbaras. Qué cosas tan terribles han hecho estos hombres en contra de su pueblo para que ostenten el cognomento de bárbaros, convertido en nuestro idioma en adjetivo para calificar hechos salvajes, brutales, crueles, feroces… No voy a ocupar espacio en un menú de desmanes, sobre todo en los últimos meses de esta campaña electoral en contra de María Corina Machado y dirigentes políticos de su entorno.
Haciendo una analogía de este régimen, como lo ofrecimos un poco más arriba, con las invasiones bárbaras del siglo III, nos encontramos con una serie de incursiones dentro de los confines del Imperio Romano llevadas a cabo para saquear o robar por bandas armadas de comunidades que habitaban a lo largo del limes septentrional: caledonios y sajones en Britania: frisones, francos, alemanes, vándalos, y muchas otras zonas a lo largo de los ríos Rin y Danubio, y también a orillas del mar Negro. Precisando, los bárbaros fueron unas series de pueblos del centro y del osete de Europa cuyas conquistas contribuyeron a la caída del Imperio Romano de Occidente. A estas alturas de la exploración comenzamos a toparnos con las semejanzas. Según las referencias dejadas por los historiadores de la antigüedad los bárbaros eran salvajes y malolientes. La organización política, el rey, es decir el presidente de estos nuevos tiempos, de estas nuevas civilizaciones, era el gobernante absoluto, Tras el monarca se ubicaba principalmente su familia. El resto del grupo privilegiado formaba la aristocracia, dueña de tierras y ganado. Más abajo los esclavos que no tenían ningún tipo de derechos, su trabajo consistía en cuidar las tierras y el ganado de los gobernantes.
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Escarbando entre lugares contrapuestos a lo que representan los bárbaros y su par Nicolás Maduro, cruzándolo con el liberalismo que son los principios en los que se fundamenta el programa de gobierno de María Corina Machado, me encontré que el liberalismo político tiene sus raíces en la Ilustración europea que se caracterizó por el avance del conocimiento científico y la razón. Es importante considerar que esta corriente ideológica emergió como una respuesta al absolutismo monárquico y la falta de libertades individuales. Para quienes deseen ahondar en este tema pueden revisar los pensamientos de los primeros defensores de esta ideología, Locke y Montesquieu, quienes creían que el gobierno debe proteger los derechos humanos, incluyendo la libertad individual, la igualdad ante la ley y la propiedad.
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