En una esquina de Tarapío, en Naguanagua, el patio de la casa de Carmen Velásquez se ha transformado en su principal espacio de supervivencia. Allí, junto a un improvisado fogón de piedras, una olla ennegrecida reposa sobre llamas que despiden humo blanco. El aroma de la leña ha reemplazado al gas en los últimos tres meses.
Como cada mes, en julio entregó su bombona en la jornada que se coordina con Gas Drácula y el Consejo Comunal del sector, pero esta vez no las regresaron llenas a los tres o cinco días, como usualmente ocurría.
A los vecinos les informaron que había un retraso pero, como ya habían realizado el pago, estaban en la lista de espera.
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Ya han pasado cuatro meses y aún no llega el camión con los cilindros recargados de gas, por lo que a Carmen y a muchos de los habitantes de Tarapío les ha tocado ingeniárselas reactivando los fogones a leña que ya han usado durante otras crisis similares.
“Mis hijos están acostumbrados a salir con el desayuno listo, pero ahora hay días que van al colegio con un café frío y pan porque no alcanzamos a encender el fogón a tiempo».
En Naguanagua, muchas familias enfrentan la misma situación. Los fogones al aire libre proliferan, y el humo se vuelve parte del paisaje. Sin embargo, el impacto va más allá de lo visual. El esposo de Maritza Pinto es asmático, y ese sistema para cocinar le ha afectado en más de dos oportunidades en los últimos tres meses.
La espera por el gas se hace más pesada con cada día, pues a pesar de pagar por la recarga de las bombonas, la promesa del gas sigue siendo eso: una promesa.
Sin gas las cocinas eléctricas están al borde del colapso
En La Isabelica, Mariela Sánchez observa con frustración su cocina eléctrica. El electrodoméstico, que en algún momento fue su alternativa más práctica ante la escasez de gas, ahora es una fuente constante de estrés. Primero se quemaron dos hornillas, y hace una semana la tercera dejó de funcionar. La última que queda apenas calienta».
Por suerte su cocina es grande, pero hay quienes tienen como opción con las llamadas caracoles que se dañan con frecuencia, sobre todo por las fallas y fluctuaciones eléctricas que son cada vez más constantes.
La paradoja es cruel. Cambiaron el gas por electricidad de forma involuntaria, pero tampoco hay garantías. Los hijos de Mariela han aprendido a comer frío o crudo, acostumbrándose a desayunos de arepas endurecidas del día anterior.
El fogón compartido en Morón
En Santa Ana, una comunidad del municipio Juan José Mora, un grupo de vecinos ha optado por compartir un fogón comunitario al no tener gas desde hace más de dos meses. El terreno baldío entre dos casas ahora sirve como cocina para cinco familias que se turnan para preparar los alimentos.
«Lo que nunca imaginé era tener que ponerme de acuerdo con los vecinos para algo tan básico como cocinar», dijo Ramón Sarmiento, un abuelo de 68 años que se encarga de alimentar a sus nietos.
A las 7:00 a.m. de la mañana, Ramón llega con lo necesario para hacer el almuerzo y la cena de ese día y el desayuno del día siguiente, todo al mismo tiempo porque el fogón no puede quedarse encendido todo el día y cada familia tiene su turno.
La convivencia no siempre es fácil. «El otro día casi nos peleamos porque una vecina se tardó más de la cuenta. Yo sé que todos estamos pasando trabajo, pero estas cosas sacan lo peor de uno».
Los efectos de la explosión de Muscar
En junio de 2020, el suministro de gas en Carabobo ya estaba comprometido por la paralización del complejo criogénico José, pero la reciente explosión en el Complejo Gasífero Muscar, en Monagas, ha agravado la situación de manera drástica.
Según un informe de Pdvsa al que tuvo acceso a la firma SyP Global, los retrasos en la producción de gas y petróleo se extenderán hasta 2025, dejando a muchas familias en una incertidumbre prolongada.
El gobierno, por su parte, asegura que el complejo se encuentra «recuperado», pero en las comunidades no ven esos resultados.
Además, de acuerdo con declaraciones recientes de Antero Alvarado, socio director de Gas Energy Latin America, el 90% de los venezolanos cocina con bombonas de gas, mientras que solo el 7% tiene gas directo.
Con información de El Carabobeño
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