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Altos precios de la carne obliga a consumidores a racionar compras en Aragua

Dueños, trabajadores y encargados de establecimientos dedicados a la venta de productos cárnicos en el eje Este de Aragua, han reportado un estancamiento en las ventas, pese a picos ocasionales que les dan cierto «fresquito».

La marcada inflación y los elevados precios de la carne vacuna y porcina están transformando drásticamente los hábitos de compra de los consumidores venezolanos. Familias se ven obligadas a adquirir porciones cada vez más pequeñas de proteína animal para poder incluirla en su dieta sin desbordar el ajustado presupuesto familiar. Comerciantes locales reportan una tendencia clara hacia una economía doméstica controlada, donde la priorización de gastos se ha convertido en la norma cotidiana.

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Carlos Angarita, vendedor de una carnicería en el centro de La Victoria, describe la magnitud del cambio: «Antes, una familia compraba dos o tres kilos de carne para la semana. Hoy apenas llevan medio kilo o menos, y complementan con otros alimentos más económicos». Esta realidad se replica en la mayoría de los puntos de venta, donde los clientes buscan un equilibrio nutricional, incluyendo algo de proteína animal, aunque sea en cantidades significativamente reducidas.

Julio Gallardo, un comprador habitual, confirma esta situación: «Antes preparaba carne tres veces por semana; ahora debo organizar los días, casi que con un día de por medio. El resto de los días como huevo, granos o pollo, que sigue siendo más accesible». Esta nueva dinámica ha impulsado un leve aumento en la demanda de cortes específicos de carne más económicos y de productos alternativos como huevos y granos.

Precios que Alejan a los Compradores:

La marcada diferencia de precios entre la carne y el pollo es un factor determinante en las decisiones de compra. Según datos recabados en mercados populares y supermercados, los precios por kilogramo se sitúan de la siguiente manera:

  • Cortes de res: Bistec 1.050 Bs, carne molida o para guisar 915 Bs, mechada 989 Bs.
  • Cerdo: Chuleta 650 Bs.
  • Pollo: Picado 315 Bs, alitas 400 Bs, muslo 415 Bs.

El pollo picado se posiciona como el líder en ventas gracias a su versatilidad y menor costo, seguido por la chuleta de cerdo. «La gente prefiere lo que le rinda más. Un kilo de pollo da para varias comidas; con la carne no», explica Gallardo, ilustrando la lógica económica detrás de las elecciones de los consumidores.

Comerciantes en una Situación Delicada:

La escalada de precios no solo afecta a los compradores, sino que también pone a los comerciantes entre la espada y la pared. Los costos de adquisición, transporte y almacenamiento han erosionado significativamente sus márgenes de ganancia. «Si subimos los precios, la gente no compra; si los mantenemos, a veces ni cubrimos gastos», lamenta Carlos De Sousa, encargado de un local en la avenida Francisco de Loreto.

La incertidumbre ante posibles ajustes adicionales en los precios, impulsados por la persistente inflación y el aumento de los costos de los insumos, añade más presión al sector. «Si el saco de alimento para pollos sube, el precio al público también lo hará. Estamos en un equilibrio frágil», advierte De Sousa.

Una Luz de Esperanza en la Estabilidad:

A pesar del complejo panorama económico, los comerciantes mantienen una cautelosa esperanza en una posible estabilización de los precios. Confían en que, de mantenerse la situación actual durante las próximas semanas, las ventas podrían experimentar un ligero repunte, especialmente en anticipación a fechas festivas o el pago de bonificaciones laborales. «El Día del Padre siempre hay un repunte, pero este año dependerá de que no haya más subidas», concluye Gallardo, reflejando la incertidumbre que aún persiste en el mercado de alimentos venezolano.

Con información de El Siglo

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