En mi última publicación hacía una acotada reflexión sobre el respeto a las instituciones como regla básica para la democracia, lo cual reafirmo con preocupación ante el análisis del comportamiento del Presidente saliente de los Estados Unidos Donald Trump, quien en mi criterio, en reiteradas oportunidades sobrepasó la delgada línea de la responsabilidad, y que desencadenó uno de los más infelices conatos de reciente data republicana para Norteamérica. Sin embargo, las medidas tomadas en contra de Trump por parte de las empresas que controlan las principales redes sociales, además de desproporcionadas, me han dejado ciertas dudas.
Por Romer Rubio
Entiendo que la libertad de expresión requiere necesariamente de normas que regulen la responsabilidad y la veracidad durante su ejercicio y que su incumplimiento acarrea sanciones propias de un sistema normativo, hasta allí no hay problema. Pero ¿como se decide quien incumple las normas?, ¿bajo qué criterios alguien miente y otros no mienten? Hay verdades científicamente demostrables pero ¿qué pasa con las ciencias sociales donde no se trata de verdades y mentiras sino de visiones que podemos no compartir pero que eso no las hace falsas?. ¿Acaso la autoridad en las redes sociales es un poder inapelable, arbitrario y absolutamente discrecional?
¿Es Trump la primera celebridad en la redes que miente? ¿Los caudillos totalitarios que aún preservan sus redes ellos no mienten? O el criterio yace en quienes son los dolientes de esa mentira que debo «castigar»?. No soy un experto en el tema pero creo que lo que ocurre sobre este particular representa un peligroso precedente que pone en riesgo derechos vertebrales para una democracia saludable y que puede ser tan o más preocupante que el asalto al parlamento.
Así como el poder del soberano es la base de la democracia, el negocio de las redes se sostiene en la navegación de los usuarios, y eso parace que los poderosos de las redes están subestimando.
Hoy el censurado es Donald Trump, pero mañana puede ser censurada una visión en la cual me puedo ver reflejado yo. De allí la razón de la foto de mi publicación.
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