Douglas Amabiles Pérez quedó sin trabajo por la pandemia del Coronavirus y tomó la difícil decisión de retornar a su país y emprender la travesía de hacerlo en bicicleta desde Perú, partió el 2o de junio desde Lima y el miércoles 15 de septiembre, no solo llegó a Valencia, sino que horas más tarde se trasladó a Chirgua y allí cumplió su meta: Abrazar a su mamá.
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Desde el momento en que Douglas partió desde Lima, la redacción de Núcleo Noticias lo acompañó y monitoreó su viaje que estuvo lleno de «ángeles» como describe Douglas a todas las personas que lo ayudaron a lo largo de esta travesía que duró casi tres meses, dos viajando en bicicleta y 23 días en refugios en Venezuela.
La travesía
Douglas tenía pensado en el inicio caminar desde hasta Venezuela, pero su jefe peruano, a quien describe como una persona de buen corazón, le dio un dinero con el que pudo comprar una bicicleta y así decidió iniciar el largo camino.
«Bueno… quede sin trabajo en Perú y para personas mayores de 40 es muy difícil. La empresa donde laboraba cerró por la pandemia. Yo pensé en venirme a pies junto a mis compañeros de promoción. El que era mi jefe me ayudó con recursos y lo use para comprar un bici e irme», detalló.
Empacó su ropa, le armó un lugar al perro, su fiel amigo Pío, y empezó a pedalear el 20 de junio con la esperanza de reencontrarse con su familia en Venezuela: «Si todo sale bien en 45 días estoy allá», precisó en ese momento, sin saber que la travesía sería de 84 días, casi el doble de lo planificado.
El viaje no siempre fue con Pío
Tras partir de Lima, a Douglas Pérez se le unió una criolla que tiene el mismo objetivo, pedalear a Venezuela, su nombre: Karen Reyes.
Durante su primer día de travesía Douglas y Karen se consiguieron a Dennis Rodríguez, Ernesto Ziems y Diana Dugarte. El viaje que era de dos personas y una mascota, lo integraron por algunos kilómetros cinco criollos que juntos pedalearon hasta Ecuador.
En Ecuador, Ernesto, Karen, Diana y Dennis, se separaron del grupo y el viaje lo hicieron desde Guayaquil, Douglas y Pio, quienes se juegan su destino en las carreteras que conducen el camino a su hogar: Venezuela .
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«Por favor, un agradecimiento a mis compañeros y a el señor Luis Robles, un peruano bueno de corazón. A mi madre y mi señora», con esas palabras Pérez cerró la corta conversación que sostuvo con Núcleo Noticias y se montó en el vehículo que le ayudó a cerrar la difícil y dolorosa experiencia de emigrar.
La ruta
El domingo 21 de junio, los ciclistas salieron del distrito de Santa Rosa, tomaron la Panamericana Norte y después la variante de Pasamayo que fue un lugar alto y de muchas subidas.
Tres días más tardes, es decir, el miércoles 24 de junio, los viajeros habían recorrido más de 150 kilómetros y ya habían pasado por el sector Lomas de Lachay, que consistieron recorrer 4.5 kilómetros en subida.
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En el camino andado muchos han sido los venezolanos y peruanos que han tendido una mano amiga a nuestros ciclistas, quienes no dejaron de agradecer a todas las personas que se encontraron en el camino.
El pasado 5 de julio, Día de la Independencia de Venezuela, luego de pasar Chimbote y Trujillo, los cinco criollos junto a Pio llegaron a Piura, es decir, estaban a solo un día de llegar a Ecuador.
Macará, que es la ciudad fronteriza con Ecuador, y en estos 15 días, luego de recorrer más de 1100 kilómetros, a los viajeros les faltaba 143 kilómetros de recorrido para dejar Perú y comenzar su recorrido en tierras ecuatorianas.
Ecuador
Douglas, Diana y Karen, llegaron a Ecuador por trochas, ya que por la pandemia la frontera estaba cerrada. Con bicicletas en mano cruzaron un río, con ayuda de unos ecuatorianos que al enterarse de la travesía no dudaron en ayudar.
En ese momento habían recorrido 1.330 kilómetros y los viajeros se encontraban en Loja, un poblado fronterizo de Ecuador. Su próximo destino era Panguintza, a 99,3 kilómetros de distancia.
Douglas y Pio, desde que salieron de Perú, perdieron comunicación con sus familiares directos en Venezuela, pero llamaron por teléfono a un familiar en Ecuador y allí informaron que estaban bien.
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Tanto en Perú como en los pocos kilómetros recorridos de Ecuador, muchas personas han ayudado a estos ciclistas quienes se solidarizan con los venezolanos al conocer su proeza, regresar pedalenado hasta su casa.
Sus familiares en Venezuela siempre agradecieron a todos los seres humanos de buen corazón que a lo largo del camino les brindaron una mano amiga a estos ciclistas que hoy recorren las calles de Suramérica con su único objetivo de regresar a su casa.
En un audio compartido por Douglas Pérez, informó a sus familiares que la tarde del martes 13 de julio llegaron a Guayaquil, en Ecuador. «Estamos bien, gracias a Dios. Dimos un vueltón fuimos a la sierra y nos bajaron a la costa», contó entre risas, porque para Douglas todo tenía un por qué.
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Hasta ese momento, el viaje de Douglas estuvo acompañado, porque Diana y Karen decidieron continuar solas su travesía y el grupo que un momento fue de cinco personas y Pío, ahora solo era de un hombre y su mascota.
Llegando a Quito, sujetos desconocidos abordaron al ciclista venezolano, lo despojaron de su celular, lo golpearon y le dañaron la bicicleta, eso retrasó el viaje, pero como siempre dice «los ángeles están en todos lados».
Este nuevo obstáculo no fue impedimento porque Douglas y Pio fueron recibidos por amigos venezolanos y ecuatorianos que no solo lo ayudaron a reprogramar su viaje, también le dieron cobijo, alimentos y le regalaron un teléfono para que continuara su camino.
Luego de cinco días en Quito, con las energías recargadas, la bicicleta reparada y un nuevo celular, Douglas y Pío partieron a Colombia.
Colombia
El 25 de julio cruzó la frontera de Rumichaca y llegó a Colombia, específicamente al departamento de Nariño, en la población de Ipiales.
Cuatro días más tarde, es decir, el 29 de julio llegó en Cali y allí permaneció casi 15 días, primero porque estaba en casa de una sobrina y segundo porque un motorizado lo atropelló y le dañó la bicicleta. Tuvo que cambiarle algunas piezas, pero el ánimo de este venezolano estaba intacto al igual que sus planes de volver a casa.
El camino de Douglas en Colombia fue emocionante, porque los venezolanos allí residentes ya sabían de su travesía y en varias localidades lo esperaron en moto y lo acompañaron, le brindaron una comida caliente y hasta una habitación para asearse.
«La travesía de Douglas nos inspiró y solo queremos ayudarlo y ayudar todos los venezolanos que regresan a casa», contó un criollo en Calí.
El 20 de agosto, dos meses después de haber partido desde Lima, Douglas y Pío llegaron a Cúcuta y se encontraron con que la frontera estaba cerrada.
La primera noche durmió en una plaza. Su bicicleta estaba equipada para dormir a la intemperie, tenía un plástico grande con el que forraba sus cosas, una colchoneta y cartones y sábanas y allí, en Cúcuta a pocos metros de Venezuela, Douglas pasó su primera noche.
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Al día de siguiente, una línea de autobuses en la ciudad fronteriza, en donde trabajan algunos venezolanos que sabían de su travesía, le permitieron dormir en sus instalaciones para que tuviera mayor seguridad.
Allí permaneció hasta que gracias a las gestiones entre Migración Colombia y Venezuela y la Misión Nevado, Douglas Pérez con su bicicleta y Pío, entraron a territorio venezolano cruzando el puente Simón Bolívar, que abrió sus puertas solo para recibir a este venezolano.
Venezuela
El sábado 22 de agosto, Douglas Pérez y Pío estaban en Ureña.
Douglas recorrió desde Lima a San Antonio 4.520 kilómetros y le faltaban pedalear 650 km para llegar a su destino final en Chirgua, en el estado Carabobo, donde lo esperaba su madre, sus familiares y sus compañeros de promoción que lo han estado acompañando a lo largo de todo este trayecto para regresar a casa.
20 días en el refugio
Una vez que cruzó la frontera, de manera inmediata, Douglas fue trasladado hasta el Terminal de Pasajeros de la entidad, donde funcionarios de la Guardia Nacional le realizaron la primera prueba rápida de Covid19, la cual resultó negativa.
Cuatro días después, es decir, el 27 de agosto, le realizan una segunda prueba de PCR y también da negativa, pero la funcionaria le indica que esa era su fecha de ingreso y que sería trasladado a un refugio en Ureña.
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Douglas solo tenía una preocupación, él quería continuar su viaje en bicicleta, pero todas las personas con quienes conversaba le decían que eso era imposible, ya que las medidas de bioseguridad implementadas en la zonas fronterizas es que las personas que ingresan a los refugios son trasladados en autobuses hasta sus ciudades de origen.
Una semana después de haber estado en el terminal, Douglas y Pío fueron trasladados al refugio ubicado en la Unidad Educativa Estadal Maximiliano Zambrano Duque. Allí no podía dormir en los salones detenidos como habbitación porque él estaba acompañado de Pío y por precaución, él decidió armar su cama en los pasillos de la Institución, para así resguardarse del virus y poder vigilar sus pertenencias.
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Estando en este refugio, le notificaron que en los autobuses solo podían llevar 40 kilogramos de peso y Douglas llevaba 117, es decir, tenía un excedente con el que no podría viajar.
Este venezolano no conoce un no como respuesta y luego de conversar con todas las autoridades del refugio, le indicaron que desarmara la bicicleta y así podría viajar y en efecto, la madrugada de este martes 15 de septiembre, cuando Douglas abordó el autobús, su equipaje y el excedente viajaron con él hasta Valencia.
Al llegar al estado Carabobo, fueron trasladados hasta la Villa Olímpica, donde luego de practicarle los exámenes correspondientes, Douglas y Pío, salieron rumbo a Tocuyito, donde lo esperaba su mamá.
De Pío dice: «Nunca me hechó broma, ni me llevó al trote, solamente me acompañaba y me daba cariño, es el mejor compañero de verdad y mi Dios, que ese también me acompañó bastante».
Llegó a Chirgua
El sueño de Douglas era llegar a su pueblo natal, Chirgua, pedaleando y luego de pasar dos días en Tocuyito, decidió armar su bicicleta y pedalear los 35 kilómetros que lo separaban de su casa.
Al llegar a su localidad, los vecinos y amigos lo esperaban en las calles y con aplausos y bendiciones celebraron la llegada de este carabobeño, quien con su travesía inspiró a un grupo de venezolanos.
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Mucho fueron los compatriotas de todas las nacionalidades que ayudaron a Douglas a lo largo de los 5 mil kilómetros recorridos, desde aquí les agradecemos la buena intención y la hospitalidad brindada.
Douglas solo da gracias a todas las personas que hicieron posible su travesía y también agradece las oraciones de tantos desconocidos que se conmovieron con su historia a lo largo de estos 5 mil kilómetros recorridos.
En Núcleo Noticias, nos sentimos complacidos y felices de haber acompañado a Douglas a los largo de estos 88 días. Fue todo un placer y una verdadera travesía que quisimos compartir con nuestros lectores desde el primer día.
¡Hasta pronto!
DIOS LOS ACOMPAÑÓ Y LOS CUIDÓ A LO LARGO DE ESTA TRAVESÍA.
Douglas Pérez solo da las gracias a Dios y a todas las personas que lo ayudaron a llegar a casa
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