Opinión

Competitividad y productividad: El gran reto para Venezuela


La competitividad en un país se convierte en la posibilidad que tienen sus habitantes
para conseguir un nivel de vida elevado y creciente. En la mayoría de los países con
sistemas democráticos, el nivel de vida está determinado por la productividad con la cual se utilizan y transforman los recursos, la competitividad busca alcanzar
estándares superiores de calidad de vida, que dependen de diferentes factores, como
parte de la responsabilidad conjunta de todos los factores sociales, el sustento de la
misma depende de niveles altos de productividad.

Por: José Antonio Robles

En Venezuela en las últimas décadas, lamentablemente la demagogia y el excesivo gasto público, acompañado de políticas monetarias erradas, crearon una economía totalmente ficticia e insostenible, debilitando a todo el sector realmente productivo de Venezuela, en donde la inflación se incrementó, a la cual se respondió con un control cambiario y regulación de precios en todos los artículos de primera necesidad.

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Estas políticas, junto con el descenso de la producción petrolera y su precio en el mercado internacional, llevaron al país a una hiperinflación, que dificulto la compra de materias primas, ocasionado una caída de la demanda de bienes y servicios que, a su vez, minimizo la competitividad de las empresas.


Todo esto trajo como consecuencias, también, el aumento de la pobreza y
criminalidad, la fuga de mano de obra calificada, aunado a la ineficiencia del gobierno para garantizar seguridad jurídica, proveer una ley laboral justa, incentivar inversiones extranjeras y mantener en buen estado la infraestructura y los servicios básicos como
electricidad, agua, salud, telecomunicaciones, transporte y vialidad, todo esto en detrimento de la competitividad y producción nacional.


El capital humano, insumo fundamental para la reconstrucción del país, está arrasado. El aumento de la pobreza y la desnutrición, el empeoramiento de la situación de salud de la población, la disminución en la calidad de la educación, en conjunto con un aumento de los jóvenes que no estudian ni trabajan, y el proceso de migración que ya
supera más de 5 millones de personas afectarán el potencial de crecimiento de
Venezuela en los próximos años.

Las cifras de la competitividad en Venezuela


Según el último informe, de 2019, Venezuela obtuvo 41,83 puntos en el Índice de Competitividad, publicado por el Foro económico Mundial, que mide cómo utiliza un país sus recursos y capacidad para proveer a sus habitantes de un alto nivel de prosperidad. Ha empeorado su puntuación respecto al informe de 2018 en el que en el que obtuvo 43,17 puntos.


Esto sitúa a Venezuela en el puesto número 133, es decir que tiene un nivel de
competitividad mundial bastante deficiente si lo comparamos con el resto de los 141 países del ranking. Ha empeorado su situación, ya que en 2018 estaba en el puesto 127 a nivel mundial.


Para que Venezuela pueda mejorar su posición dentro de este ranking, el estudio
incluye recomendaciones generales que están dirigidas a fortalecer el estado de
derecho, liberar la economía, resolver el problema de la hiperinflación, atender la
situación de los servicios básicos, y eliminar las barreras administrativas, de modo de promover inversión y una mayor iniciativa privada.


Perspectivas positivas para Venezuela


De darse un proceso de transición pacífico y ordenado en Venezuela posibilitaría
tomar las medidas necesarias para enfrentar de manera eficaz los retos que enfrenta el país. Esto permitirá la mejora en la calidad de vida y la recuperación de la economía luego de muchos años de la destrucción económica.

Dada la dimensión de los retos, es necesario enfocarse en planificar la secuencia de políticas públicas que permitan, en un primera fase, centrarse en la emergencia y lograr recuperar la institucionalidad necesaria para, luego de estabilizado el país, poder adelantar con el proceso de reformas y consolidar el proceso de mejora de la calidad de vida de la población.


De acuerdo a economistas, nuestro país tendría grandes expectativas de recuperación productiva a corto plazo. Porque en un país con una población motivada y consciente de sus capacidades y fortalezas, está destinado a experimentar en el corto y mediano plazo, un crecimiento y desarrollo económico sostenible, la necesaria diversificación de
los sectores productivos y la generación de riqueza, que al final de cuentas, siendo
esta, la fuente generadora de empleo, bienes y servicios, prosperidad y bienestar
social.


Con esto podemos concluir, que la clave para el desarrollo no pasa ni por los recursos ni por los esfuerzos de las personas, sino por las condiciones que facilitan la posibilidad de que esos recursos y esos esfuerzos se conviertan en riqueza para los ciudadanos. Si no existen, no habrá recursos ni esfuerzos suficientes para generar y fomentar la prosperidad de un pueblo.

José Antonio Robles / @jaroblesp / E-mail: joseroblesp@gmail.com


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