Opinión

De la Democracia al Socialismo Demagógico

La Democracia es el sistema político reconocido por Aristóteles, en la cual se da una organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo.

Por: José Antonio Robles

En sentido estricto, la Democracia es una forma de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que les confieren legitimidad a los representantes. Sin embargo, desde mi punto de vista, no es un sistema perfecto, ya que amerita redefinirse urgentemente por la paz y el bienestar social de la humanidad.

Leer más: Competitividad y productividad: El gran reto para Venezuela

En la historia de las doctrinas políticas se considera que fue Aristóteles quien definió y analizó por primera vez la demagogia, definiéndola como la «forma corrupta o degenerada de la Democracia» y consiste en ser una estrategia utilizada para alcanzar el poder político. Esta se lleva a cabo mediante apelaciones a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda, e incluso algunos tratan de convencer que gobiernan en nombre del pueblo. Aristóteles define por lo tanto, al demagogo como un “adulador del pueblo”.

La demagogia es frecuentemente asociada con el favorecimiento y la estimulación de las ambiciones y sentimientos de la población, tal como se presentan espontáneamente. Las promesas que suelen realizar los políticos durante las campañas electorales son habitualmente criticadas como demagógicas cuando aparecen como irrealizables.

Ante esta cruda realidad, por supuesto, la pregunta lógica e inevitable que siempre nos hacemos como sociedad, es: ¿Por qué elegimos tan mal a nuestros gobernantes? porque, a pesar de tener un sistema democrático y libertad para escoger a nuestros gobernantes, en donde muchos, aparentemente, tienen capacidades para poder gobernar eficientemente e incluso muchos tienen estudios y experiencias previas a nivel de gobierno, sin contar con la cantidad de asesores, siempre terminan siendo -en la mayoría de los casos- malos gobernantes.

Puede ser que todo esto suceda por desinformación, terquedad, credulidad, o solo por el hecho de votar por un candidato carismático que dice lo que queremos oír, sin saber muchas veces que lo que plantea puede no ser cierto o imposible en un corto plazo en muchos casos; o será que nuestro sistema político hace que quien no sea demagogo no puede llegar a ganar ninguna elección popular. Esta tesis no puede ser descartada porque a lo largo de la historia de los procesos electorales, los votantes del mundo no se han caracterizado precisamente por saber elegir.

Muchas veces no se aprende de la experiencia y muchos electores persisten en tropezar dos o más veces con la misma piedra. Aunque hay sus excepciones incluso en nuestro país, y que por cierto, para el régimen en el cual estamos, estos gobernantes exitosos y líderes políticos sociales, que han dejado gestión y obra, son perseguidos y tildados mediáticamente de corruptos para poder salir de ellos e incluso hasta encarcelarlos injustamente.

¿Le han dicho a usted alguna vez que ´´cada país tiene los gobernantes que se merece´´? seguro que sí y lamentablemente ese dicho popular parece ser cierto. A través de los años el voto no pensado e irresponsable, la elección de un mal candidato ha sido una característica de varios procesos electorales, y a veces estas malas elecciones se repiten sin importar la catástrofe de gestión que previamente han realizado los gobernantes que se lanzan al ruedo político para repetir en el cargo y seguir con más de lo mismo.

El día que se realiza una elección popular en cualquier país, es como un día de fiesta, como característica en Latinoamérica, la fecha es toda una gran celebración cívica y si la participación en las urnas es masiva aumenta más la esperanza por un gobernante mejor que trabaje eficientemente y solucione los problemas, pero ¿Cuántos electores acuden a sufragar realmente informados? ¿Han leído los planes de gobierno o conocen bien la gestión y experiencia de los candidatos? Es prácticamente imposible saber con exactitud quien realizó un voto informado, quien lo hizo solo por simpatía o si alguien recibió una prebenda antes de votar, lo cierto es que si el candidato que ganó una elección luego resultó un pésimo gobernante, es porque el pueblo lo eligió y lo puso en ese cargo prácticamente a ciegas.

Es imprescindible que para que una Democracia funcione y existan elecciones libres, justas y transparentes, sea necesario que en un país impere el Estado de derecho. En un sentido amplio, el Estado de derecho requiere que el Estado sujete a sus ciudadanos únicamente al cumplimiento de leyes promulgadas legalmente y que exista una separación de poderes entre las distintas instituciones del Estado, de tal forma que ninguna persona, sea de la condición social, política, raza, entre otras cosas, esté por encima de la ley.

“El político demagogo es aquel que tiene soluciones cuando está en oposición y problemas cuando está en gobierno”

Arq. Abg. José Antonio Robles / @jaroblesp


Visítanos en Twitter e Instagram

Comentarios