Opinión

Los recuerdos de Barbados

Tras la serie de sanciones económicas que han tenido un impacto devastador en la economía venezolana, la firma de los acuerdos políticos en Barbados, apenas en octubre pasado, por fin prendieron una luz de esperanza en el futuro del país.

Barbados fue el escenario para que el gobierno y la oposición venezolana por fin dieran seguimiento las negociaciones interrumpidas en ciudad de México en noviembre de 2022 y establecieran compromisos fundamentales para el desarrollo de las elecciones presidenciales de este año.

Por Oscar Doval

A cambio del intercambio de sonrisas políticas entre el oficialismo y la oposición nacional, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) por fin aflojó un poco la horca que asfixiaba a Venezuela en lo económico y emitió las licencias generales 43 y 44. Por fin el petróleo, el gas y los minerales de nuestro país podían ser explotados y comercializados internacionalmente después de 5 años.

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Tales permisos de la OFAC, que lamentablemente nuestra dirigencia supeditó a lo político, podrían permitir el crecimiento de la economía venezolana en más de 10% durante este 2024, lo que permitiría a la gente de a pie, ver algo de platica en su bolsillo.

Amenazas

El cumplimiento del acuerdo político de Barbados, cuyos detalles respecto a cómo deben celebrarse las elecciones presidenciales siguen siendo bastante oscuros para nosotros los venezolanos comunes, al parecer no satisfacen ni al gobierno ni a la oposición.

Recientemente, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ratificó la inhabilitación de María Corina Machado y Henrique Capriles, como posibles candidatos opositores y permitió la participación política de otros actores, hasta ahora legalmente inhibidos, como Pablo Pérez, Richard Mardo y Leocenis García. Estos últimos con muy poco arrastre entre los opositores.

La reacción a la decisión del TSJ no se ha hecho esperar y los estadounidenses decidieron suspender la licencia 43 en febrero y amenazan con revocar en abril la licencia 44, lo que daría al traste con las esperanzas de una sustancial reactivación económica este año.

Además, el propio presidente Nicolás Maduro, ha expresado públicamente sus dudas sobre la efectividad de los acuerdos de Barbados, llegando incluso a calificarlos de estar “heridos de muerte”.

Por añadidura, el oficialismo parece querer adelantar la celebración de las elecciones, lo que sin duda generará reacciones adversas en la oposición y en los gringos, que a fines prácticos, actúan como bloque.

Bruma en el horizonte

Por los acontecimientos en pleno desarrollo, bien podemos predecir que las condiciones electorales que fije el oficialismo no van a satisfacer los anhelos de la oposición, por lo que existen altas probabilidades de que las sanciones sean nuevamente recrudecidas y se vayan al traste las esperanzas de los venezolanos de ver algo de mejora en su golpeado vivir económico.

Al respecto, no se han pronunciado enfáticamente ni la oposición, ni los gremios, ni el sector privado, ni las asociaciones civiles en su conjunto. El liderazgo político, laboral, empresarial y social del país parece ser indiferente al hecho de que nuestra gente corriente, aquella que tiene que padecer de privaciones en el día a día, vea cercenada la posibilidad de mejorar su calidad de vida por una reimposición de sanciones.

El gran error de Barbados

El acuerdo de Barbados, así como cualquier otro tipo de pacto político, está y estará condenado a morir si se supedita a aspiraciones irreales de las partes en negociación, si los incentivos para uno y otro no son los adecuados, si el tiempo no es el propicio, o quizás lo más importante, si no se atiende el deseo del colectivo que dirigen los políticos que pactan.

Sin tomar postura a favor de una u otra parte política, creo que ninguna de esas condiciones estaba dada cuando se firmó el acuerdo en Barbados.

Lo que honestamente me molesta es particularmente que, con el acuerdo de Barbados, no se estaban poniendo en juego solo las expectativas opositoras y oficialistas, sino la esperanza de los venezolanos de ver fin a sus penurias económicas.

Las sanciones norteamericanas contra Venezuela, aquellas generales, las que afectan la economía nacional, no pueden estar sujetas a situaciones, coyunturas o acuerdos políticos sino que deben ser manejadas nacional e internacionalmente, como un tema de carácter humanitario.

Una y otra vez lo sigo diciendo: a los venezolanos, a la mayoría, que según dicen las encuestas, que hoy no nos importa la política, el gobierno, ni la oposición, sí le interesa la situación económica del país y las sanciones norteamericanas atentan directamente contra eso que nos interesa.

Por Oscar Doval

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