La semana pasada, en la XVII Reunión Interamericana de Autoridades Electorales organizada por la OEA en Asunción, Paraguay, el secretario para el Fortalecimiento de la Democracia de este organismo, Francisco Guerrero, señaló: «el sistema democrático en Venezuela colapsó». Se refería a que la falta de transparencia en la elección presidencial del 28 de julio era el desencadenante del colapso de la democracia. El resultado electoral, al ser contrario a lo expresado por la voluntad popular, según el secretario Guerrero, tiene esa consecuencia.
Por Marino J. González
El argumento señalado es relevante. Si no existe transparencia electoral, ergo, no puede existir democracia. Pero el argumento contrario, esto es, sin democracia funcional no puede haber transparencia electoral, también tiene entidad. Desde esta última perspectiva, el colapso de una democracia antecede a la máxima falta de transparencia electoral. Es decir, el colapso de la democracia conlleva al cese de la transparencia electoral, lo cual no hace sino profundizar dicho colapso.
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Todo lo cual lleva a analizar si efectivamente ese colapso se había producido en Venezuela, y también su duración. A través del programa de investigación «Variedades de Democracia» (V-Dem), desarrollado desde hace varias décadas por la Universidad de Gotemburgo, Suecia, se pueden obtener evidencias sobre la evolución de la democracia a escala global. Toda la información sobre este programa se encuentra disponible en el respectivo sitio web.
En el gráfico se muestra la evolución del Índice de Democracia Liberal (IDL) de Venezuela entre 1959 y 2023 (último año disponible), según las estimaciones de V-Dem. Se puede apreciar que después de haber tenido Venezuela un alto valor del IDL entre 1959 y 1998, uno de los más altos en América Latina, a partir de 1999 la tendencia en sistemáticamente decreciente. Según el último informe de V-Dem, Venezuela empezó a ser considerada una autocracia desde el año 2002, es decir, hace 22 años.
También se puede apreciar que la caída inicial en el IDI (entre 1999 y 2000), producto de los cambios institucionales que repercutieron en la pérdida de capacidades democráticas que se tenían para 1998, fue seguida de progresivos deterioros en libertad de expresión, libertad de asociación, elecciones transparentes, elección de gobernantes, así como en las restricciones a la igualdad ante la ley, en los contrapesos judiciales al poder ejecutivo, y en los contrapesos legislativos al poder ejecutivo. Todos estos factores son considerados en la metodología para calcular el IDL por parte de V-Dem.
Venezuela: Índice de Democracia Liberal (IDL)
1959-2023
Fuente: Varieties of Democracy (V-Dem)
Estas evidencias indican que el colapso de la democracia en Venezuela ha sido un proceso largo y sostenido. La pérdida sistemática de capacidades democráticas se expresa en amplias dimensiones de la vida social. Hasta el punto de que las exigencias de transparencia electoral manifestadas por la comunidad nacional e internacional en la elección presidencial del 28 de julio indican justamente el nuevo nivel de deterioro de esas capacidades.
La implicación práctica de que el colapso democrático se produjo hace más de 20 años es que las alternativas para la redemocratización deben identificarse específicamente a partir de ese reconocimiento.
Es decir, si se parte de la premisa de que el colapso de la democracia se produjo hace apenas un mes, las opciones de políticas son completamente diferentes. Está visto que estas diferentes perspectivas afectan tanto a actores nacionales como internacionales. Las discrepancias en la definición del inicio y causas del colapso de la democracia de Venezuela explican en gran medida las notorias dificultades para la redemocratización del país.
Por Marino J. González
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