Opinión

Estupidez vs autoritarismo, un conflicto directo

El universo y la estupidez son dimensiones infinitas. Donald Trump es una de esas notas de pie de página en la historia del desarrollo económico y social de una república que la dejan marcada de por vida, si no lisiada. Un sujeto producto de los otrora mass media (anglicanismo colocado adrede para referirme a los otrora medios de comunicación tradicional, quienes se encuentran en declive), pero el origen de este sujeto fueron los medios de comunicación y no unos que buscasen valores trascendentales en el hombre, sino aquellos que promovían los antivalores, el divertirse hasta morir, las distopias lúdicas de Huxley, que no prohíben leer, informarse o protestar, sino que promueven una conducta indolente ante el hecho social.

Su llegada a la Casa Blanca se podría describir como una puesta en escena. En 2017 causó las primeras tensiones comerciales, con efectos devastadores sobre la economía mundial, “reafirmando el retorno de la inflación y colocando a la globalización en entredicho, como motor de crecimiento. Aún el planeta no se reponía de la crisis financiera e inmobiliaria del 2008 y el señor en cuestión apeló por un conflicto comercial en 2017, contra China, el cuál se atenuó por la Pandemia de 2020. Su salida disruptiva y escandalosa, la derrota electoral supuso que se gritase a los cuatro vientos en la democracia más longeva del planeta. ¡Que se había cometido fraude! No conforme con semejante estulticia en un sistema de elección como en estadounidense, las imágenes de la toma feroz de sus seguidores, hordas de cuellos rojos, vestidos con pieles de búfalo, confirmaron que las fealdades del populismo son tan lacerantes en los países emergentes como en el modelo de democracia más antigua, solida e institucional del planeta.

Make America Great Again (MAGA) son las siglas del partido de Trump, pero lo que esta logrando es destruir ese concepto hegemónico de América. En este su segundo mandato se ha hecho acompañar por lo líderes de las grandes empresas tecnológicas, Meta, Tesla, entre otras. El CEO de Tesla, Elon Musk, ha visto desplomarse el valor de su empresa, la cual no recibe las materias primas importadas desde China.

Mientras tanto en la provincia china de Jenán construye un giga fábrica de vehículos eléctricos bajo licencia BYD´S, cuyo tamaño es de 130 kilometros cuadrados, más grande que san Francisco, con capacidad para producir un millón ( 1.000.000) de autos eléctricos al año , con baterías y chips propios. Las acciones de Tesla cayeron 44% y las ventas de Tesla descendieron en China en -51% y en Alemania -76%. La asociación de Tesla con Trump afectó la imagen de Tesla, reafirmando que praxeológicamente las conductas censurables, el atropello al ser humano,son absolutamente repudiables para los consumidores de organizaciones ágiles como Tesla.

Se agrava el conflicto, Trump no calma a los mercados y ataca a la Reserva Federal

El conflicto comercial ha llegado a Tik Tok, usando a esta plataforma para que China imponga su narrativa. Lo verdaderamente preocupante es que frente a esta presión está perdiendo el control económico y financiero de los Estados Unidos de Norteamérica. El, en lugar de calmar a los mercados, se dedica a atacar públicamente a la Reserva Federal, presionando para la caída de las tasas de interés en un intento desesperado por abaratar el valor de la emisión de su deuda.

La confrontación de esta ola de estupidez ha llevado al ejecutivo a enfrentarse con el propio gobernador de la Reserva Federal, Jerome Powell, a quien culpa de todos los problemas económicos de su irresponsable conducción gubernamental, un verdadero atavismo fascistoide, llegando al extremo de amenazar con despedirle. Este hecho es imposible que sea materializado, pues requiere el concurso del Congreso y del poder Judicial. Además, demuestra la negligencia del funcionario en cuestión, pues el aumento de las tasas de interés obedece a un riesgo cíclico de inflación, que el propio Trump no entiende.

Por Carlos Ñáñez

Los mercados han reaccionado a este enfrentamiento entre la Casa Blanca y la Fed con pánico. Wall Street ha vivido su peor caída desde 1932, en plena gran depresión, y esto no es una hipérbole. Voces de reputados economistas como Jeffrey Sachs han manifestado su angustia por la posibilidad de que la estupidez de Trump, conduzca al país a un colapso.

Mientras tanto China sigue vendiendo productos al mundo entero. Sus exportaciones se mantienen, las exportaciones de celulares y computadores se mantienen hacia EEUU. De no ser así, los efectos de la depresión serían más ostensibles. Las exportaciones chinas se mantienen hacia otros países y cada vez EEUU, se encuentra más aislado. Además, China no está sola, se alió con Japón, Corea del Sur y Europa, creando un bloque comercial que intenta deshacerse del dólar, mientras continua su política con los BRICS. Incluso países aliados de EEUU han comenzado a usar otras monedas de reserva en su comercio internacional. Esto coloca al dólar en una posición muy peligrosa, pues el valor del dólar no se sustenta en oro o petróleo, sino en la confianza. Sí los países pierden la confianza en la estabilidad económica y política de Estados Unidos dejarán de usar el dólar como moneda de reserva. Eso sería el principio del fin para la economía estadounidense tal como la conocemos.

La respuesta China, vender la totalidad de los bonos de EUA

La respuesta China no podía ser ni visceral y sin sentido, menos diplomática como la japonesa. China es una autocracia y como tal responderá. La medida para responder a Washington es la venta masiva de sus bonos, unos 784 mil millones de dólares, una cantidad para hundir el valor del dólar. Cuando China compra bonos del tesoro de EUA en realidad está prestando dinero a la economía, que los coloca en el mercado en una OMA (Operación de Mercado Abierto). Entonces China le está prestando dinero al gobierno estadounidense. Sí decide venderlos en masa, el precio de los bonos desciende, pero los intereses suben de manera inmediata, pues se convierten en un activo riesgoso o tóxico, con una muy baja propensión al rendimiento. Eso encarece los préstamos estudiantiles, las hipotecas, tarjetas de crédito y deudas corporativas. En conclusión, Estados Unidos entraría en recesión inmediata.

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La respuesta se encuentra en los aranceles impuestos a China por Washington, unos aranceles que se ubican en 145%, con la amenaza de subirlos a 245%, encareciendo productos básicos estadounidenses. China bloqueó las importaciones de chips, minerales y tecnologías a los EUA, las grandes empresas estadounidenses dirigidas a la producción de computadoras de IA requieren de los minerales chinos, mientras que China produce su chip ASEIN 910 C, desde Huawei, distribuido a empresas como BYD y Bite Dance. Huawei opera en su mercado sin necesidad de Silicon Valley.

La empresa estadounidense de aviones Boeing, cuyo principal cliente es China, quedó aislada del comercio internacional. Pekín ordenó la suspensión de compra de aviones y de piezas, quedando más de 9.000 aviones en el limbo comercial.El castigo fue dual, pues los componentes que Boeing importa de Asia ahora pagan más aranceles sí se ensamblan en Estados Unidos.

La gigantesca cadena de supermercados estadounidenses Wallmart también fue afectada. En solo dos días perdió 60 mil millones de dólares en valor bursátil. China no hizo un bloqueo formal, sencillamente detuvo los envíos, barcos de contenedores de bienes ofrecidos por la cadena Wallmart quedaron en alta mar. La cadena no pudo ofrecer una proyección de ingresos y acepta no tener el control sobre su cadena de suministro.

El modelo de importar barato fracasó. He allí la respuesta de China, quien sabe de sobra que ni Vietnam, México o India, pueden reemplazar la escala de China como proveedor mundial, en materia de costos.

El discurso sucio y prepotente de Trump, un paso al colapso

La amenaza de China es una realidad. Sí decide vender los bonos obliga a los Estados Unidos a pagar un interés real mayor, justo cuando su deuda supera los 36 billones de dólares. Esto colapsaría al mercado interno y generaría una crisis económica sin paliativos en el orbe, Donald Trump está tomando decisiones sin el menor control institucional. Ignora órdenes de la Corte Suprema, despide a los funcionarios que lo contradicen, además de usar el poder ejecutivo para blindarse políticamente. Mientras este desastre eclosiona, Trump manifiesta que todos quieren venir a la casa Blanca a besar su trasero, en una franca demostración de procacidad en el discurso público, “un acto de infortunio de la lengua” [CITATION Aus62 \l 8202]. Así mismo descalifica a los economistas y dice saber más que nosotros, dando por hecho que el acuerdo con China será un éxito. China no confía en Trump.

China busca una estrategia para posicionar al yuan como monedad de reserva. China no necesita en los hechos del comercio y la economía internacional de los Estados Unidos. Sus exportaciones se encuentran diversificadas, su industria está consolidada y sus alianzas se expanden. Mientras Trump aumenta tensiones internas y externas, Pekín gana aliados. Sí bien EUA es el mayor importador de productos chinos, la diferencia en dependencia entre ambos países es abismal.

En tanto Trump caza una pelea con la Reserva Federal, cuando debería ser su principal soporte. Si obliga a bajar las tasas de interés de manera artificial, perdería su última reserva de confianza. El peligro no es una recesión, es una depresión con alcance mundial. El dólar está siendo atacado por la confianza y China lo sabe. “Al permitir una metástasis desbocada de la desigualdad, Estados Unidos está eligiendo el camino de la destrucción del capital social, cuando no del conflicto social”[CITATION Sti12 \l 8202].

Finalmente, el óbice es el precio que las decisiones de Trump juegan sobre la confianza en la economía. “La erosión en la confianza perjudica a la economía. Pero lo que está ocurriendo en la esfera política puede ser aún peor. La quiebra del pacto social puede tener unos efectos todavía más odiosos en el funcionamiento de nuestra democracia” [CITATION Sti12 \l 8202]

La aplicación de una política libre de aranceles ha demostrado sus efectos beneficiosos sobre la sociedad. Pero la inmadurez política y la suma de la estupidez y la autocracia, parecen llevar al mundo a una segunda depresión mundial.

Por Carlos Ñáñez


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