La dignidad es un valor intrínseco de la persona moral, la cual no admite equivalentes. La dignidad no debe ser confundida con cosa alguna, con ninguna mercancía, dado que no se trata de nada útil ni intercambiable o provechoso. Lo que puede ser reemplazado y sustituido no posee dignidad, sino precio. Cuando a una persona se le pone precio se la trata como a una mercancía. Immanuel Kant
Es importante razonar en estos días de tantas diatribas confusas, que la democracia nos permite a los ciudadanos participar en el proceso político y nos garantiza que todos tengamos igualdad de oportunidades y seamos tratados con dignidad. Al mismo tiempo, en esta breve nota no debemos dejar por fuera el auge de ciertos movimientos autoritarios y populistas que en diferentes partes del mundo han puesto en riesgo la estabilidad de las democracias.
Por Rafael García Marvez
En consecuencia, Benigno Alarcón, especializado en análisis político y manejo estratégico de conflictos, apunta que, «para los venezolanos, este ideal no es una abstracción, sino un anhelo profundamente arraigado en el corazón de un pueblo que ha enfrentado años de crisis política, económica y social. La lucha por la democracia en Venezuela no es solo un desafío político: es una reivindicación moral, un acto de resistencia basado en la creencia de que la libertad y la justicia son derechos inalienables».
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De idéntica manera, hay hechos a veces incomprensibles, inconexos, por buena parte de generaciones de toda una sociedad que ha luchado por la prosecución de la libertad y la democracia, que son dos conceptos estrechamente relacionados y fundamentales. Nos encontramos con la ingrata sorpresa de dirigentes políticos que años atrás lucharon por estos principios democráticos que, hoy, muy orondos, tienen mayores coincidencias con quienes los combatieron por la osadía de luchar por esos ideales de libertad y democracia. Por supuesto que es una perversión, no de estos sino de aquellos, definitivamente. En consecuencia, de antemano sabemos que la lucha por la libertad y la democracia a menudo implica sacrificios y desafíos profundos. En Venezuela, por ejemplo, esta lucha ha sido marcada por crisis políticas, económicas y sociales que han afectado a millones de ciudadanos. Líderes como María Corina Machado han planteado principios fundamentales para avanzar hacia un cambio democrático, destacando la importancia de la unidad nacional, la corresponsabilidad ciudadana y la lucha justa por medios constitucionales.
No podía poner punto final sin antes referirme, aunque de manera sucinta, a las elecciones regionales del domingo 25 de mayo. ¿Qué decir? Me llamó la atención una nota de la cual desconozco su autoría, pero que me llamó mi atención sobre el acto electoral que en este preciso instante nos ocupa. Una narrativa sobre el silencio colectivo que se convirtió en la sentencia de un régimen agotado. El vacío no es una casualidad. Es una elección. Es la forma más digna de decir: «no me presto para más sinvergüenzadas». Ayer, ese vacío se hizo presente en cada calle, en cada aula vacía, en cada urna sin boletas, en cada cola inexistente. Fue la multitud invisible la que habló. Las urnas estuvieron solas. El silencio fue más ruidoso que cualquier acto oficial. Y mientras tanto, los que se aferran al poder fingen que no lo ven, como si no los rodeara una ausencia que les grita: nadie cree en ustedes.
El vacío electoral no fue apatía. Fue rebeldía, fue memoria, fue el eco de un país que decidió no legitimar lo que hace años perdió su alma. Ese vacío no se llena con excusas. No se tapa con cifras infladas. No se disfraza con discursos. Porque es un vacío moral, un vacío institucional, un vacío de legitimidad. Es el reflejo de lo que queda cuando «el pueblo no tiene confianza, pero sí fe».
El 25 de mayo, Venezuela los dejó solos. Y el silencio colectivo fue más contundente que cualquier protesta. No hubo gritos. No había piedras. Solo hubo dignidad. Y esa no se compra. Esa no se borra. Esa no se rinde.
En fin, el gobierno cumplió con sus aliados. «Al pan pan y al vino vino». Tómese la molestia y revise la lista de diputados electos de la «oposición» en las elecciones regionales de este domingo. Bueno, aunque parezca un sueño, el régimen les cumplió a aquellos que le han sido fieles. Como en una ocasión dijo Chávez: «Amor con amor se paga». Todas esas protestas del lunes a través de las RRSS, fueron un show de los que se dicen de «oposición». Ojalá que, desde esa tribuna, con parte del jugoso sueldo ayuden a solucionar los ingentes problemas con los que vivimos los venezolanos. El resto de los compatriotas seguirán cumpliendo la difícil tarea de la lucha garantizada en la Constitución Nacional. Quedó claro, que aquellos que pretendieron desplazar a María Corina Machado del liderazgo nacional que ejerce con toda dignidad, fracasaron en su aventura.
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