La historia y las experiencias de las crisis bancarias en el mundo suele señalar a tres principales causas: debilidad supervisora, mala gestión y condiciones macroeconómicas adversas. En cada crisis puede haber un mayor predominio de una causa sobre otra e incluso alguna pudiera no estar presente en alguno de los casos evaluados a nivel mundial o presentarse todas las causas juntas. Lo cierto es que corrigiendo esas causas que se han identificado como recurrentes a lo largo de la historia del sistema financiero internacional se reduce la probabilidad de problemas, esto es por supuesto, asegurando la adecuada gestión en especial la de riesgo (créditos, operaciones, tecnología, liquidez, entre otras) y reforzando la supervisión bancaria y buscando siempre la mayor estabilidad de las variables macroeconómicas. Todo ello tomando en cuenta que la actividad bancaria en sí misma tiene implícito el riesgo por el descalce de plazos entre los depósitos y los créditos.
Siendo que en todos los casos de crisis sistémicas hay algunos actores que pese al contexto que es igual para todos, lo logran hacer bien o mejor que los demás, esto nos indica que la buena gestión tiene un gran valor, bien haciendo las cosas mejor que los demás o también dejando de realizar operaciones que otros realizaron. Otro factor a tomar en cuenta es el buen o mal manejo que hagan las autoridades reguladoras y de supervisión cuando se conoce que hay problemas. Un buen ejemplo de una buena actuación es la que tuvieron las autoridades en Estados Unidos y Europa manejando las crisis de marzo a esta fecha (Silvergate Bank, Silicon Valley Bank, Signature Bank, First Republic Bank y los casos Europeos) ya que actuaron con rapidez, lograron credibilidad en el público y los mercados, lo que logró un efecto tranquilizador y se transmitió que los problemas iban a ser resueltos por otras instituciones que estaban en condiciones de absorber a los que tenían inconvenientes y que en principio esas crisis no le iba a costar nada al público. La credibilidad en el manejo de la crisis y generar confianza es un factor clave. Una mala experiencia fueron los manejos de la crisis bancaria Venezolana de 1994, donde hubo secuencias de ensayos y errores, más otra cantidad de decisiones equivocadas que lejos de resolver generaron más problemas. Bien manejado el caso venezolano no hubiera sido traumático y no hubiera dejado secuelas en la economía.
Hoy día el sistema financiero venezolano muestra indicadores positivos en sus principales variables e indicadores financieros, es un sistema que está adecuadamente regulado y supervisado, con una gerencia bancaria eficiente. Es una banca que además ha llevado adelante una transformación digital que nos permite sin duda señalar que el sistema financiero venezolano vive un notable proceso de digitalización. Actualmente el 98% de las transacciones son digitales en Venezuela y el público asiste a una oficina bancaria solo en casos estrictamente necesarios, lo que se traduce en ahorro de tiempo y costos.
El colapso del Silicon Valley Bank fue el segundo más grande en la historia financiera reciente de los Estados Unidos desde el Washington Mutual en 2008 y no hay una única razón para que ello ocurriera sino que convergieron varios factores, aunque en última instancia la crisis podría atribuírsele a la mala gestión gerencial del banco. Entre los factores externos que afectaron a ese banco está el alza periódica de las tasas de interés, una medida implementada por la Reserva Federal desde marzo de 2022 para controlar la inflación derivada de la guerra en Ucrania y los efectos de las expansiones fiscales y monetarias de 2020 y 2021, pues esas alzas de tasas provocaron una desvalorización de los papeles del Tesoro, parte importante del capital de Silicon Valley Bank y de muchos bancos en Estados Unidos y en Europa.
Ayer los mercados amanecieron con la mala noticia de que la economía alemana está técnicamente en recesión y entre los tantos problemas que la originaron pesa la subida de las tasas de interés. Esos incrementos si bien han sido llevados adelante por los principales bancos centrales del planeta, para controlar la inflación, sus efectos no son neutros y causan otros daños en la economía.
El colapso bancario fue en mayor medida resultado de una supervisión inadecuada aunque es justo reconocer, que se desoyeron pronósticos de la propia Reserva Federal fechados en 2019 sobre el riesgo bancario que salieron publicados en medios como The Wall Street Journal o The New York Times.
El Silicon Valley Bank creció demasiado rápido, al punto de cuadriplicar su tamaño en apenas cuatro años sin que el crecimiento acelerado sea negativo per se, pero debe ser considerado como una señal de alerta, que impone controles y seguimientos. Salta a la vista una pregunta: ¿Hay la capacidad de gerencia para poder atender un crecimiento de ese tipo?. Si el crecimiento es acelerado pero existen los controles, un buen manejo de riesgo, de liquidez y los indicadores son razonables el crecimiento es bueno.
Muchas inversiones de los bancos están en papeles del Tesoro de los Estados Unidos y pierden valor al subir las tasas de interés y al hacerlo si hay una corrida de depósitos el pago a los clientes se puede realizar pero asumiendo pérdidas.
En todo caso, tras anunciarse los problemas, el pánico se extendió en todos los mercados e incluso contagió a otros bancos estadounidenses, pero a diferencia de lo que sucedió en otras oportunidades, esta vez la respuesta fue rápida y la responsabilidad del salvamento recayó fundamentalmente en la propia banca, que incluso garantizó que el público no resultara afectado.
Al considerar sobre las similitudes de estas quiebras bancarias en los Estados Unidos con las crisis que se registraron casi en paralelo en Europa, es claro que si bien el efecto pánico internacional existe y que puede haber elementos comunes, las instituciones no están relacionadas entre sí y eso ayudó a la resolución de la crisis. Las posibilidades de ocurrencia de otros casos en los mercados internacionales siguen presentes.
Hemos hablado de las causas de las crisis bancarias como inestabilidad macroeconómica, debilidad supervisoria, controles inadecuados, entre otras. Existen numerosos casos de ocurrencia de crisis en todos los países a lo largo de las últimas cinco décadas, con lo que ante la ocurrencia de un problema debe tenerse claro la actuación a seguir y que las cosas sirvieron o no en el tiempo en otras experiencias para evitar daño a los ahorristas y costo a los países.
Por José Grasso Vecchio @josegrasso
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