"Obligaba a una niña a hacerle sexo oral y a mí a ver", hablan las víctimas del #MonstruoDeGuayana

Carolina, María, Antonella y Melisa no se conocen, todas vivieron en Puerto Ordaz, tomaron clases de natación y guardan un secreto en común que hoy decidieron revelar a Núcleo Noticias, para que nunca más ninguna niña sea vejada. Sus historias tienen un protagonista: Hernán Mendoza, a quien hemos calificado como el «monstruo de Guayana».

Luego que publicarse las denuncias de nueve mujeres sobre los abusos cometidos por el profesor de natación Hernán Mendoza, Carolina, atemorizada nos escribió en nuestras redes sociales y confesó que ella fue víctima del entrenador pederasta.

Carolina nos pide el anonimato, no sólo tiene miedo también siente mucha vergüenza porque a los 12 años vivió un episodio que la marcó para toda la vida.

«Mi historia es terrible, él (Hernán Mendoza) obligaba a una niña, compañera de las clases de natación, a hacerle sexo oral y a mí me obligaba a ver. Yo tenía 12 y la otra niña era más grande, tal vez tenía 14 o 15 años», contó Carolina, quien añadió que eso pasó hace 23 años, es decir, en 1997 en el Colegio de Médico de Puerto Ordaz.

«Intentó penetrarme»

María, es otra mujer que tiene 27 años, pero cuando tenía 12 años vivió un momento traumático. Su entrenador de natación intentó violarla.

«Cuando tenía 12 años me inscribieron en el Club Italo Venezolano de Guayana para perfeccionar mis clases de natación. Yo venía del Gonzalo Mendez», dice María, quien agrega que al mes de haber llegado a las cases con Hernán Mendoza, empezaron sus aberraciones.

«Cuando se sumerge en la piscina roza sus pares íntimas con mi cuerpo. (…) Las serías había que contarlas agarrándole sus testículos, él se ponía erecto y trataba de meter mi mano en su traje de baño», cuanta María, quien asegura que todo era muy incómodo. «Yo me empecé a escapar de clases y mis padres me descubrieron y cuando me preguntaron por qué no estaba yendo a clase, no dije nada por vergüenza».

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Recordó que en una oportunidad estando sola con Hernán, este le arrimó el traje de baño e intentó penetrarla «yo apreté mis piernas tan duro que no logró hacerme nada. Luego me aparté y me fui».

Dice que sus incomodas clases de natación se acabaron un día, cuando su hermana menor, que también veía clases de natación, gritó delante de su mamá que Hernán tenía su mano debajo del traje de baño. «Él tenía una manera de hacer las cosas delante de las mamás que nadie sospechaba», contó María, quien acotó que luego de ese episodio su mamá la sacó de la piscina y tanto ella como su hermana, nunca más volvieron a las clases de natación.

«A los dos meses me lo encontré en el Club Italo y él se me acercó a saludarme y me preguntó por qué me había retirado, si íbamos a viajar a unos interclubes, esa fue la última vez que lo vi». Y fue hasta los 18 años, cuando María cayó en cuenta de que había sido abusada.

Cuando le preguntamos sobre las personas que lo defienden, María asegura: «La gente cree que un pederasta le diga que abusa de niños, cuando en realidad son unos sociópatas que se crean una carrera en un entorno favorable».

«Se metía en los vestuarios»

Antonella Hernández tenía entre 6 y 7 años y cuenta que “Hernán se metía en los vestuarios mientras las niñas pequeñas se cambiaban.

Cuenta que esos momentos incómodos los vivió en la Escuela de Natación Esther Capriles ubicada en Puerto Ordaz y me parecía muy incómodo”.

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Hoy Antonella tiene una hija de 6 años y nos dice que «ni loca la dejo sola en las actividades extracurriculares». Recomienda a las madres ser muy precavidas porque «casi siempre en los círculos de cercanía es donde suceden este tipo de cosas (…) cuando un niño es ciudado por varios adultos, ahí existe un grieta que el abusador puede usar a su favor».

Melisa lo confrontó a los 20 años

Melisa también quiere el anonimato, porque permanece en Venezuela y no quiere recordar un momento desagradable. Ella cuenta que a los 20 años, tuvo un episodio con Hernán.

«Yo estaba nandando, venía flotando hacía él y cuando me corrió la postura me tocó un seno y yo, perdí la concentración me bajé y le pregunté, qué pasó, ¿tu me tocaste? ¿quién me tocó? y claro él era un señor y no te imaginabas una cosa como esa y él dijo, no aquí estamos tu yo nada más, en ese carril,y soy yo melisa tu pana Hernan y te hace sentir incómoda».

Dijo de luego de eso y de algunas excusas, ella volvió a ver clases de natación, pero «estaba molesta y ya no era igual. lo trataba con mucha distancia» y le indicó que ella seguiría pero sola, que no le corrigiera nada porque ella ya sabía nadar. «Yo estaba perfeccionando mi técnica. Dejé de ir porque se volvió muy incómodo».